En un operativo aéreo de precisión realizado este sábado, el ejército israelí confirmó la muerte de Hassan Nasrallah, líder máximo de Hezbollah, durante un bombardeo en el sur de Beirut, donde se encontraba reunido con la cúpula del grupo. Nasrallah, quien lideraba Hezbollah desde hace más de 30 años, fue alcanzado en su cuartel general en el barrio de Dahiyeh.

La ofensiva israelí, que también incluyó ataques en el valle de Bekaa y otras zonas de la capital libanesa, es parte de una escalada de tensión en la región. En respuesta, Hezbollah lanzó múltiples proyectiles hacia el norte y centro de Israel, así como hacia la Cisjordania ocupada, reiterando su compromiso de “seguir la guerra santa contra el enemigo y en apoyo de Palestina”.

Ante la creciente hostilidad, el ejército israelí ha movilizado tres batallones de reservistas adicionales, sumándose a los dos ya desplegados al norte del país a principios de semana, como preparación para una posible invasión terrestre. La muerte de Nasrallah supone un golpe significativo para Hezbollah y podría intensificar aún más el conflicto en la región.

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