El lunes por la noche, Meta, la compañía madre de Facebook, WhatsApp e Instagram, anunció una prohibición global contra RT y otros medios rusos asociados con el Kremlin. Este anuncio se produjo tras una semana intensa de noticias provenientes de la Casa Blanca sobre las actividades de estos medios en campañas de desinformación y propaganda rusa, y nuevas sanciones impuestas por Estados Unidos en relación con la influencia rusa en la política global.
En los últimos días, el rol de RT (anteriormente conocido como Russia Today) ha sido objeto de un escrutinio exhaustivo. Según el Departamento de Justicia de Estados Unidos, la agencia ha desempeñado un papel central en una campaña internacional para influir en la opinión pública mediante la difusión de información falsa y la promoción de narrativas favorables al Kremlin, utilizando las plataformas de Meta como canales clave.
La justificación detrás de la prohibición
Según la declaración oficial de Meta, la decisión de ampliar la prohibición se tomó tras «atenta consideración», y afecta a organizaciones mediáticas como Rossiya Segodnya, RT y otros medios vinculados al Estado ruso. Esta medida tiene el objetivo de combatir la interferencia extranjera en las plataformas digitales más grandes del mundo, un esfuerzo que ha sido impulsado por las crecientes tensiones entre Occidente y Rusia, exacerbadas por la guerra en Ucrania.
El anuncio de Meta vino acompañado de más detalles sobre cómo estas organizaciones han estado utilizando Facebook e Instagram para diseminar desinformación a gran escala, influyendo en elecciones y en la opinión pública sobre temas globales clave. “Rossiya Segodnya, RT y otras organizaciones prohibidas han sido actores principales en estas campañas coordinadas», afirmó Meta.
Las conexiones con la campaña de desinformación rusa
En las últimas dos semanas, funcionarios de la Casa Blanca y del Departamento de Justicia han proporcionado más pruebas sobre la supuesta interferencia rusa en las elecciones estadounidenses, particularmente en las presidenciales previstas para noviembre. Las investigaciones revelaron que dos empleados de RT habían gastado al menos 10 millones de dólares contratando influencers conservadores para crear contenido a favor de Rusia, como el conocido comentarista de derecha Tim Pool.
La estrategia era clara: usar figuras públicas influyentes para amplificar narrativas que beneficiaran al gobierno ruso y desestabilizaran la confianza en las instituciones democráticas estadounidenses. A partir de estas revelaciones, el gobierno estadounidense comenzó a tomar medidas más drásticas contra los medios estatales rusos y los actores implicados.
Acusaciones serias: RT y la guerra en Ucrania
Pero las acusaciones contra RT no se limitan a la interferencia electoral. Según el Departamento de Justicia, la agencia también ha sido acusada de apoyar materialmente a las fuerzas rusas en el conflicto en Ucrania. A través de sus plataformas y redes, RT supuestamente facilitó una campaña de reclutamiento en línea para conseguir apoyo y financiamiento para el ejército ruso.
El Departamento de Justicia reveló que los fondos obtenidos por RT se utilizaron para comprar equipamiento militar, desde rifles de
francotiradores hasta drones y equipos de visión nocturna, que luego eran enviados a las tropas rusas en el frente de batalla en Ucrania. “El equipamiento incluía rifles con supresores, miras para armas, equipamiento especializado de comunicación y generadores diesel”, explicó el Departamento en un comunicado. Los materiales se compraban en cantidades pequeñas para evitar levantar sospechas y el escrutinio de las autoridades internacionales.
Esta conexión directa entre RT y el apoyo militar ruso agrava las acusaciones contra la agencia, que ya venía siendo cuestionada por su papel en la guerra de información global del Kremlin. Las autoridades estadounidenses sostienen que este tipo de acciones solo profundizan la crisis en Ucrania y contribuyen al sufrimiento causado por el conflicto.
La postura oficial de RT y el Kremlin
Por su parte, el gobierno ruso y los directivos de RT han rechazado sistemáticamente las acusaciones. Vladímir Putin ha negado cualquier tipo de interferencia en las elecciones estadounidenses, insistiendo en que Rusia no tiene interés en influir en el proceso democrático de otros países. Sin embargo, los recientes eventos han puesto a RT en una posición delicada.
En un momento de candidez, Margarita Simonyan, la editora en jefe de RT, hizo declaraciones que alimentaron la controversia. Durante un programa de televisión en septiembre, Simonyan afirmó: “Nosotros solo obedecemos órdenes del Kremlin”, en lo que muchos interpretaron como una admisión indirecta del control estatal sobre el contenido editorial de RT. Aunque intentó luego minimizar sus comentarios, afirmando que simplemente describía el rol de un medio financiado por el Estado, sus palabras sirvieron para reforzar las preocupaciones internacionales sobre el uso de RT como un brazo propagandístico del gobierno ruso.
Las repercusiones para Meta y el futuro de la desinformación
Con la prohibición de RT y otros medios estatales rusos, Meta envía un mensaje claro: no tolerará que sus plataformas sean utilizadas para propagar información falsa ni para interferir en la política internacional. Esta decisión también coloca a la compañía en una posición complicada frente al gobierno ruso, que ha criticado a las grandes tecnológicas occidentales por lo que considera censura.
El cierre de cuentas y páginas relacionadas con RT y otros medios rusos en Facebook e Instagram representa un golpe significativo para la capacidad de Rusia de influir en la opinión pública internacional a través de estos canales. Sin embargo, queda por ver cómo responderá Moscú y qué nuevas estrategias adoptará en su campaña global de información. ¿Podrán las plataformas digitales mantenerse un paso adelante en la lucha contra la desinformación, o veremos una nueva ola de tácticas emergentes por parte del Kremlin? La batalla entre la censura, la libertad de expresión y la seguridad informativa está lejos de resolverse.