Durante años se ha discutido si las redes sociales son el nuevo “tabaco digital” para la salud mental de la generación Z. Sin embargo, ahora la ciencia aporta datos contundentes: un estudio publicado en JAMA Network Open pidió a 373 jóvenes de 18 a 24 años que redujeran su uso de redes sociales durante una semana —Instagram, TikTok, Facebook, Snapchat y X— para evaluar su impacto en la salud mental. Solo 295 completaron el proceso, pero los resultados hablan por sí solos.

El experimento se basó en un seguimiento real del uso del móvil mediante fenotipado digital, un sistema que registra de forma pasiva cuánto tiempo pasan los participantes en cada aplicación. Tras siete días de reducción, los investigadores observaron una mejora clínica significativa: los síntomas de depresión bajaron un 24,8%, los de ansiedad un 16,1% y los problemas de sueño un 14,5%.

Los efectos fueron todavía más notables en los jóvenes que ya presentaban depresión moderada o severa antes del estudio.

Aun así, la eliminación de redes sociales no redujo la soledad. De hecho, los participantes pasaron más tiempo en casa y el tiempo total de pantalla aumentó un 4,5%, lo que demuestra que no dejaron el móvil, sino que sustituyeron las redes por otras actividades digitales como mensajería, juegos o navegación.

Esto refuerza una conclusión clave entre los expertos: el problema no es la pantalla, sino el uso problemático, que incluye conductas como la comparación social negativa o la adicción emocional a las plataformas.

El estudio también reveló qué plataformas fueron más fáciles y más difíciles de abandonar. TikTok y X fueron las que más usuarios consiguieron reducir. Instagram y Snapchat, en cambio, resultaron las más “pegajosas”: el 67,8% de usuarios de Instagram y el 48,8% de Snapchat no lograron disminuir su uso significativamente.

A pesar de los resultados positivos, los investigadores advierten que este tipo de intervención no reemplaza tratamientos clínicos para problemas de salud mental. Además, el estudio tiene limitaciones: no contó con un grupo de control y no evaluó si las mejoras se mantuvieron a largo plazo.

Lo que sí dejó claro es que reducir las redes sociales, incluso por unos días, puede generar cambios medibles en el bienestar emocional. Sin embargo, también puede aumentar la sensación de aislamiento si los jóvenes dependen de estas plataformas como su principal vía de conexión social.

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