«Yo te aseguro: esta misma noche, antes que el gallo cante, me habrás negado tres veces.» Dícele Pedro: «Aunque tenga que morir contigo, yo no te negaré.» Y lo mismo dijeron también todos los discípulos».
Claramente ni Petro es nuestro señor Jesucristo ni Roy ni Lizcano ni Reyes y los demás protoprecandidatos son Pedro, pero sí coincide todo en algunas cosas. Por un lado, la negación es necesaria porque si Pedro muere no podrá edificar la iglesia. Jesucristo sabe que lo van a negar, pero eso no lo trastorna, conoce la naturaleza de Pedro, pero también su rol. Seguirán viviendo acusaciones y seguirán negándolo antes y después de que cante el gallo porque en política hay que saber acercarse, pero sobre todo tomar distancia, sobre eso nos puede dar cátedra Roy.
Uno ha dicho que no es petrista, pero enarboló las banderas del petrismo en el Senado hasta que perdió la investidura y luego le tocó irse para Londres de cónsul. Otro promete hacer trizas la paz total porque es un fracaso, pero fue ministro de un gobierno que llegó al poder con la promesa de hacer la paz. Otro dice que sí, que la idea como idea es buena, pero que la concreción está mal, destapó un ventilador por funcionarios corruptos, pero quiere lanzarse por la coalición de esos funcionarios corruptos. Cristo se rodeó de pecadores para llevar «La buena nueva» y está visto que Petro no lo hace nada mal, el problema es que este último no va a estar sentado a la diestra de Dios padre cuando comience el largo proceso de auscultar su gobierno y mirar por dónde meterse para crucificarlo.
Pero eso no es lo importante, lo importante es que «cielo y tierra pasará, mas su palabra no pasará» porque la campaña para el 2026-2030 la está poniendo el presidente. No pretendo ser profeta en esta columna tan bíblica, pero tengo claro que las propuestas no van a estar encaminadas en la identificación de los problemas del país, en la construcción de un nuevo proyecto político o las promesas centenarias de prosperidad, paz, seguridad y salud, sino en si sí o si no frente a lo que dijo o diga Petro en cuanto a tal o cual cosa, lo que por un lado es tristísimo, pero por el otro divertido. Aliados y oposición necesitan de él para su supervivencia, pero también que hay puntos obligados sobre la mesa: ferrocarril, reformas, Ruta de la seda y soberanía.
En medio de todo este viacrucis van a quedar los fariseos, los cananeos, los gólgotas y draconianos que, como siempre, solo somos instrumento. El Estado promete defendernos, luchar por la democracia, evitar el apocalipsis, pero eso sí, que no se hagan paros, consultas populares, cabildos abiertos ni nada que signifique representación directa o autonomía en nuestro devenir ciudadano porque comienza el Armagedón. Frente al futuro del país en materia política solo atino a decir una cosa, si no estuviera Petro de Nazareth otro gallo cantaría, hasta tres veces.