Luego de haber renunciado al alto cargo en la Cancillería y anunciar públicamente que su ciclo en el Gobierno había llegado a su fin, Laura Sarabia, exministra de Relaciones Exteriores, vuelve al escenario estatal con un nuevo rol clave. Según fuentes cercanas a la Cancillería, en los próximos días se hará oficial su nombramiento como embajadora de Colombia ante el Reino Unido, un movimiento estratégico propuesto directamente por el presidente Gustavo Petro.
La decisión ha sorprendido a varios sectores, especialmente porque la exfuncionaria había declarado que no contemplaba continuar en cargos del Ejecutivo. No obstante, la diplomacia británica se convierte ahora en su nuevo frente de gestión, en un contexto donde las relaciones exteriores toman relevancia ante los desafíos regionales e internacionales.
Tensiones internas marcan el retorno de Sarabia
El regreso de Sarabia no está exento de tensiones. A pesar de su designación, persisten las diferencias con Alfredo Saade, actual jefe de despacho de la Presidencia, quien no dudó en criticar su gestión anterior desde los micrófonos de La W Radio.
Saade señaló que durante la administración de Sarabia al frente de la Cancillería, no se había avanzado en la firma del contrato con Portugal para la expedición de pasaportes, un tema de alto interés nacional. «Nunca se había hecho la hoja de ruta, no pretendía hacerla ni tenía la mínima intención», afirmó de manera categórica.
La acusación responde a las declaraciones previas de Sarabia, quien había dicho que con la firma reciente del acuerdo por parte del Gobierno actual, «se ratifica que no estábamos equivocados y el tiempo nos dio la razón». Saade, en contraposición, aseguró que el proceso no tenía dirección clara bajo su liderazgo y remató diciendo: “Salir a ganar bendiciones con camándulas ajenas es muy fácil”.
¿Qué implica su llegada a Londres para Colombia?
La designación de Laura Sarabia como embajadora ante el Reino Unido tiene implicaciones políticas y diplomáticas relevantes. Se trata de una plaza estratégica para Colombia, tanto por su peso geopolítico como por los intereses económicos, comerciales y educativos compartidos entre ambos países. Desde Londres, Sarabia tendrá la misión de reforzar las relaciones bilaterales, al tiempo que enfrentará los retos heredados de su paso por la Cancillería.
En términos de imagen internacional, la figura de Sarabia se proyecta como una funcionaria con experiencia y conocimiento institucional, pero también como un símbolo de las dinámicas internas que marcan al actual Gobierno. Su capacidad para generar consensos y representar con eficacia los intereses colombianos en un contexto de alianzas globales será puesta a prueba.
Además, este nombramiento resalta una tendencia ya visible en el Ejecutivo de Petro: la de mantener en el círculo diplomático cercano a personas de su entera confianza, incluso cuando han protagonizado episodios de tensión o salidas abruptas. El presidente, en este caso, ratifica su respaldo a Sarabia a pesar del conflicto con Alfredo Saade y las críticas públicas asociadas a su desempeño anterior.