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Credit: Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible

Durante la COP30, celebrada por primera vez en plena Amazonía —en Belém, Brasil—, Colombia dio uno de los anuncios climáticos más contundentes de la cumbre: el país blindará su porción amazónica contra nuevos proyectos de petróleo, gas y minería de mediana y gran escala. La decisión, respaldada por estudios científicos y actualmente en proceso de formalización administrativa, fue detallada por Irene Vélez Torres, ministra encargada de Ambiente y Desarrollo Sostenible, en una entrevista con DW.

La declaración convierte a Colombia —productor de petróleo— en un caso excepcional: el único país con industria petrolera activa que ha decidido detener la expansión de esa actividad, incluyendo la renuncia a nuevos contratos de exploración y la no renovación de los vigentes en zonas amazónicas, una vez estos concluyan su ciclo.

Una política que nació con el gobierno Petro

Según Vélez, el giro comenzó en 2022, cuando el gobierno del presidente Gustavo Petro tomó la decisión de no entregar más contratos de exploración petrolera ni gasífera en ningún punto del país. La medida generó una fuerte resistencia política y empresarial, pero el Ejecutivo la defendió como un compromiso ético y climático.

La nueva resolución enfocada en la Amazonía amplía ese marco y fija límites más estrictos: no habrá minería de mediana o gran escala, no se otorgarán nuevos títulos y se ordena la salida progresiva de operaciones extractivas en departamentos como Putumayo.

“Debemos detener la expansión de las industrias extractivas”

La ministra subrayó que la decisión responde tanto a criterios ambientales como sociales: los territorios amazónicos han sufrido históricamente los impactos de la minería y el petróleo sin obtener beneficios proporcionales.

Vélez mencionó el caso de las comunidades afectadas por grandes minas de carbón en el norte del país, donde habitantes fueron desplazados, sus economías tradicionales se debilitaban y su salud se deterioraba. “Este tipo de industrias no dignifican la vida local”, advirtió.

Un mensaje para el mundo productor de petróleo

En la COP30, Colombia se ha posicionado como uno de los países que impulsa con más fuerza una hoja de ruta concreta para el abandono global de los combustibles fósiles, compromiso que los Estados adoptaron tentativamente en Dubái hace dos años.

Vélez reconoce que convencer a los grandes emisores no será sencillo, pero considera que el liderazgo moral debe comenzar por los países que dependen del petróleo y están dispuestos a cambiar ese modelo. “Esperamos ser un ejemplo para otras naciones amazónicas y otros productores”, afirmó.

El gobierno colombiano insiste en que la transición debe estar acompañada de financiación internacional, desmonte de subsidios a combustibles fósiles y planificación sobre cómo reemplazar economías extractivas sin afectar a las comunidades.

Brasil y las contradicciones de la región

Preguntada por Brasil —país anfitrión que, pese a su discurso climático, autorizó nuevas exploraciones petroleras en áreas sensibles—, Vélez destacó la postura firme de la ministra brasileña Marina Silva a favor de una hoja de ruta para abandonar los hidrocarburos. Sin embargo, admitió que las tensiones internas siguen siendo grandes.

Colombia, aseguró, busca que la presidencia brasileña de la COP30 impulse decisiones “valientes” que incluyan un compromiso explícito con el fin de los combustibles fósiles.

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