En un contexto donde la inteligencia artificial (IA) avanza a un ritmo vertiginoso en todos los campos, incluido el de la salud, el Vaticano ha hecho un llamado a mantener la dignidad humana como el eje central del desarrollo tecnológico. Durante la conferencia “Inteligencia Artificial y Medicina”, celebrada en la Curia Generalicia de los Jesuitas en Roma, la Pontificia Academia para la Vida (PAV) y la Federación Mundial de Asociaciones Médicas Católicas (FIAMC) establecieron una serie de principios éticos fundamentales sobre el uso de la IA en la práctica clínica.

Monseñor Renzo Pegoraro, presidente de la PAV, y el profesor Bernard Ars, titular de la FIAMC, recordaron las palabras del Papa Francisco al subrayar que el desarrollo tecnológico debe estar guiado por el respeto a la dignidad intrínseca de cada ser humano. “La IA debe ser una herramienta al servicio del juicio clínico, que respalde el diagnóstico y mejore los resultados del paciente, pero nunca sustituya la competencia, la empatía o la responsabilidad del médico”, afirmaron los organizadores del encuentro.


Supervisión humana y transparencia: pilares de la medicina digital

El comunicado final del congreso insiste en que la inteligencia artificial debe permanecer subordinada al criterio clínico del profesional médico. Las decisiones sobre tratamientos o diagnósticos, recalcan, “deben seguir siendo competencia exclusiva del ser humano”. La advertencia responde a la creciente dependencia de algoritmos y sistemas predictivos que, aunque precisos, podrían debilitar la responsabilidad médica si se aplican sin supervisión.

Las instituciones también alertaron sobre el uso de “algoritmos de caja negra”, aquellos cuyos procesos internos son opacos incluso para los especialistas. “Los médicos deben poder entender y explicar cómo se generan las recomendaciones derivadas de la IA. La falta de interpretabilidad puede socavar la confianza y provocar la delegación irresponsable de decisiones clínicas”, señala el documento.


Igualdad, privacidad y justicia en el acceso a la tecnología

Otro de los puntos destacados es la necesidad de garantizar equidad en el acceso y uso de la IA médica. La PAV y la FIAMC advierten que los sistemas basados en datos incompletos o sesgados podrían perpetuar desigualdades entre regiones o clases sociales. “Optimizar los recursos significa utilizarlos de manera ética y fraternal, sin penalizar a los más vulnerables”, subrayan.

Asimismo, se recordó que el uso de datos clínicos en aplicaciones de IA debe cumplir con las normas legales y éticas de confidencialidad médica. La privacidad del paciente debe mantenerse inviolable, y se debe distinguir con claridad cuándo un error es atribuible al médico, al hospital o a la empresa tecnológica responsable del software.


Humanismo digital: el paciente como centro del cuidado

En la conclusión del congreso, los expertos recordaron que, aunque la IA puede mejorar la eficiencia diagnóstica y la precisión terapéutica, no puede reemplazar la dimensión humana del acto médico. “El paciente no es un problema que se resuelve con algoritmos, sino un misterio que refleja la presencia de Cristo”, afirmaron Pegoraro y Ars.

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