La orca Kshamenk, uno de los ejemplares más emblemáticos del parque temático Mundo Marino, en San Clemente del Tuyú, murió este domingo por la mañana. El animal, que había sido rescatado en 1992 tras un varamiento cuando era cachorro, vivió durante más de 33 años en cautiverio.
La noticia fue confirmada por las autoridades del oceanario, que informaron que el ejemplar macho sufrió un paro cardiorrespiratorio cerca de las 7 de la mañana.
Un fallecimiento asociado a su avanzada edad
Según detalló Mundo Marino en un comunicado oficial, Kshamenk tenía alrededor de 36 años, una edad que supera la expectativa de vida promedio de una orca macho tanto en cautiverio como en la naturaleza.
“Todo indica que se trató de un cuadro asociado a su avanzada edad, del cual no pudo recuperarse a pesar de los esfuerzos y la atención permanente del equipo de profesionales dedicados a su cuidado”, señalaron desde la institución. Las circunstancias específicas del paro cardíaco aún están siendo analizadas.
Más de tres décadas como símbolo del parque
Tras su rescate, Kshamenk se convirtió en una de las principales atracciones de Mundo Marino. Su prolongada vida en cautiverio estuvo acompañada de constantes cuidados veterinarios y de un vínculo estrecho con sus cuidadores, quienes lo acompañaron durante más de tres décadas.
Juan Pablo Loureiro, jefe veterinario del parque, expresó el impacto emocional que dejó su muerte: “Con él se fue una parte de cada uno de nosotros. Era parte de nuestra familia”.
El rescate de 1992 y la imposibilidad de reinserción
La historia de Kshamenk comenzó en febrero de 1992, cuando vecinos alertaron sobre el varamiento de varios animales en la Ría de Ajó, en la Bahía de Samborombón. Al llegar al lugar, los rescatistas encontraron a una sola orca, de entre dos y tres años, en estado crítico.
Los intentos de reinserción fueron infructuosos debido a su debilidad. Con autorización de las autoridades nacionales, fue trasladado a las instalaciones de Mundo Marino para recibir tratamiento.
Los especialistas señalaron que, al haber perdido a su grupo familiar —clave para el aprendizaje de caza y supervivencia en las orcas—, el animal no tenía posibilidades reales de sobrevivir en libertad.
El proceso de rehabilitación y adaptación al contacto humano
Durante su recuperación, el equipo del parque trabajó no solo en su estado físico, sino también en su bienestar social y emocional. Para garantizar su supervivencia, Kshamenk permaneció acompañado y desarrolló un vínculo estrecho con sus cuidadores, a quienes incorporó como parte de su nuevo grupo social.
Este proceso, necesario para salvarle la vida, hizo imposible su posterior reinserción en el hábitat natural, según coincidieron especialistas nacionales e internacionales.
Polémicas y debate sobre el cautiverio
A lo largo de los años, la permanencia de Kshamenk en cautiverio generó fuertes debates. Organizaciones ambientalistas impulsaron campañas para su liberación e incluso se presentaron pedidos ante el Congreso.
Sin embargo, informes del Conicet y de organismos internacionales recomendaron no avanzar en ese sentido, al considerar que la reinserción implicaría un riesgo mortal para el animal.
El parque sostuvo siempre que, sin intervención humana, Kshamenk no habría sobrevivido al varamiento de 1992.
El legado de Kshamenk
Con una longitud de 6,2 metros, un peso aproximado de 3.600 kilos y una vida que superó los 30 años promedio de su especie, Kshamenk fue la última orca en cautiverio de América del Sur.
Desde Mundo Marino afirmaron que su historia deja un legado vinculado al aprendizaje, la conservación y el cuidado de animales rescatados, mientras el debate sobre el cautiverio de especies marinas sigue abierto.

