Gustavo Petro destacó durante la ceremonia de los 105 años de la Fuerza Aérea Colombiana (FAC), en Madrid (Cundinamarca), la importancia de renovar la flota de aviones de combate que actualmente emplea el país. La obsoleta flota Kfir, que ha estado en uso durante cinco décadas, se ha convertido en un riesgo para los pilotos y un obstáculo para la seguridad nacional. Petro subrayó que la «vejez» de los aviones compromete la soberanía y enfatizó la necesidad urgente de una flota moderna que pueda proteger al país sin generar un impacto fiscal en el corto plazo.
A lo largo del evento, el presidente detalló que la compra de estos nuevos aviones será financiada de manera escalonada, minimizando la presión sobre el presupuesto del país en medio de la actual crisis fiscal. Además, anunció que esta flota renovada estará equipada con la última tecnología para garantizar que Colombia cuente con los recursos necesarios para disuadir cualquier amenaza a su soberanía.
La problemática de la flota Kfir: riesgos y deterioro
La flota de aviones Kfir, adquirida hace casi 50 años, ha sido sometida a reparaciones constantes para mantenerse en funcionamiento. Sin embargo, las sucesivas intervenciones técnicas no han sido suficientes para contrarrestar el desgaste, y los aviones ahora presentan fallas que podrían tener consecuencias fatales. Este riesgo latente motivó al gobierno a iniciar una reestructuración de sus activos de defensa aérea.
Petro, quien ha tenido experiencia directa a bordo de estas aeronaves y ha alcanzado la velocidad del sonido en ellas, resaltó la urgencia de su reemplazo. En sus palabras, la renovación de la flota es imprescindible no solo para la protección territorial, sino también para mantener la independencia militar de Colombia. Esta decisión de modernización representa, según el presidente, un paso estratégico hacia la soberanía y una garantía para la estabilidad del país en el contexto geopolítico actual.
Compra sin impacto fiscal inmediato y diversificación de proveedores
Petro también abordó una de las mayores preocupaciones en torno a la compra de armamento: el impacto económico. Explicó que la adquisición de los nuevos aviones no afectará las finanzas nacionales ni en 2024, ni en los próximos años, al tiempo que se buscan mecanismos para que esta inversión sea viable y sostenible. Afirmó que Colombia ha optado por una negociación estratégica que permitirá repartir el gasto a lo largo del tiempo, evitando un golpe brusco al presupuesto de la nación.
Uno de los puntos clave en el discurso del presidente fue la importancia de diversificar los proveedores de armamento. Históricamente, muchos países han dependido de un solo proveedor para sus adquisiciones militares, lo que los hace vulnerables a decisiones unilaterales y cambios geopolíticos inesperados. “No podemos depender de un solo proveedor de armas hoy en el mundo”, declaró Petro, destacando que esta política permitiría a Colombia mantener una posición de independencia. La estrategia implica contar con varios proveedores, una medida que el mandatario considera esencial para evitar monopolios y fortalecer la autonomía nacional en cuestiones de defensa.
Petro argumentó que el país está en una posición ventajosa para negociar con múltiples oferentes internacionales interesados en su mercado. Así, Colombia podría seleccionar el proveedor que ofrezca las mejores condiciones y tecnologías, asegurando no solo la renovación de sus capacidades de defensa, sino también un fortalecimiento industrial que trascienda el ámbito militar.
Acuerdo de compensación «offset»: tecnología de defensa y apoyo civil
Uno de los aspectos más innovadores en esta adquisición de armamento es el componente de compensación, conocido como “offset”. Este tipo de acuerdo, empleado en transacciones militares internacionales, permite que el país comprador reciba beneficios adicionales como parte de la operación. En este caso, Petro aseguró que la compra de la nueva flota vendría acompañada de una compensación tecnológica y de conocimiento para sectores distintos al militar, en áreas como la energía y otras aplicaciones civiles.
El ministro de Defensa, Iván Velásquez, amplió esta información, indicando que los acuerdos de compensación generalmente han estado destinados a fortalecer la industria militar de los países compradores. Sin embargo, el gobierno colombiano ha optado por extender estos beneficios hacia sectores estratégicos no militares, como las energías limpias y la transferencia de tecnologías sostenibles. Esta decisión, alineada con los planes del gobierno para la transición energética, busca asegurar que la compra de aviones no solo refuerce la defensa aérea del país, sino que también aporte a su desarrollo en áreas pacíficas.
Expectativas de renovación y el papel de Colombia en el contexto geopolítico
Aunque no se anunció una fecha precisa para la llegada de la nueva flota de aviones, Petro expresó su deseo de estar presente en el primer vuelo, aun cuando ya no ocupe la presidencia en ese momento. Esta aspiración, además de subrayar su compromiso personal con el proyecto, refleja la urgencia y el simbolismo de esta renovación. Para Colombia, la modernización de su fuerza aérea no solo representa una actualización de equipo militar, sino un paso hacia el fortalecimiento de su autonomía en un escenario global marcado por crecientes tensiones y una competencia tecnológica intensa.
Este cambio estratégico en la política de defensa invita a reflexionar sobre el futuro de Colombia en términos de soberanía y relaciones internacionales. ¿Podrá el país consolidarse como una fuerza independiente en materia de defensa y cooperación tecnológica? ¿Hasta qué punto logrará equilibrar sus alianzas sin comprometer su autonomía? En un contexto mundial de alianzas complejas, esta apuesta por la modernización y la diversificación de proveedores podría significar un nuevo capítulo para la seguridad y soberanía de Colombia.