El Ministerio de Relaciones Exteriores, bajo la dirección de Luis Gilberto Murillo, retiró del cargo de embajador en México a Moisés Ninco Daza. Este retiro responde a una reciente decisión del Consejo de Estado, que declaró nulo su nombramiento. El decreto 1159 formalizó esta decisión, poniendo fin a la polémica en torno a la designación del embajador.

Según el decreto, se dispuso: “Retirar del servicio al señor Álvaro Moisés Ninco Daza, en el cargo de embajador extraordinario y plenipotenciario, código 0036, grado 25 de la planta de personal del Despacho de los Jefes de Misiones Diplomáticas y Oficinas Consulares, adscrito a la Misión Permanente de Colombia ante el Gobierno de los Estados Unidos Mexicanos”. Este acontecimiento subraya la importancia de cumplir con los estrictos requisitos legales para ocupar cargos diplomáticos de alta responsabilidad en Colombia.

Un nombramiento que carecía de los requisitos legales

El pasado mes de agosto, el Consejo de Estado confirmó la decisión del Tribunal Administrativo de Cundinamarca de anular el decreto que nombró a Álvaro Moisés Ninco Daza como embajador. La ponencia del magistrado Omar Barreto, de la sección quinta, fue contundente: Ninco Daza no cumplía con los requisitos de experiencia necesarios para el cargo. Esta conclusión reveló que el nombrado no pertenecía a la carrera diplomática, un requisito fundamental para quienes aspiran a puestos de embajadores.

Además, el fallo también indicó que Ninco Daza no poseía el título académico o la maestría requerida ni contaba con los meses de experiencia en funciones diplomáticas que exige la ley colombiana. Este tipo de vacíos en la preparación técnica de los diplomáticos puede impactar negativamente la representación del país en el exterior, poniendo en riesgo las relaciones bilaterales.

El tribunal destacó la relevancia de seguir las normas establecidas en la Ley del Servicio Diplomático, que busca garantizar que quienes ocupen cargos tan cruciales en el exterior cuenten con una trayectoria adecuada. El no hacerlo no solo compromete la calidad de las misiones diplomáticas, sino que también afecta la imagen de Colombia en el contexto internacional.

Violación al derecho de participación ciudadana

Un elemento clave que desató la controversia fue la violación al derecho de participación ciudadana en el proceso de nombramiento. Según el fallo del Consejo de Estado, no se realizaron los trámites de evaluación correspondientes de las observaciones presentadas por el sindicato UNIDIPLO, que cuestionaban la intención del presidente de nombrar a Moisés Ninco Daza.

Este sindicato representa a los funcionarios de carrera diplomática y consular, y había expresado su preocupación sobre la falta de transparencia en el nombramiento del embajador. Entre los argumentos expuestos por UNIDIPLO, se destacó que no se respetó el principio de democracia participativa, el cual es esencial según la Constitución Política de Colombia. Al no hacer pública la hoja de vida de Ninco Daza ni permitir un debate abierto sobre su idoneidad para el cargo, el proceso sufrió una fractura democrática.

Este aspecto resulta particularmente relevante, ya que en Colombia se ha venido promoviendo una mayor participación ciudadana en los procesos de selección para cargos públicos, en línea con los principios de transparencia y buena gobernanza. Al omitirse estos mecanismos, se debilita la confianza en las instituciones y se abre la puerta a cuestionamientos sobre la legitimidad de quienes asumen cargos de alta importancia.

Un precedente para futuros nombramientos diplomáticos

El caso de Moisés Ninco Daza sienta un precedente importante para futuros nombramientos en el cuerpo diplomático colombiano. La decisión del Consejo de Estado marca un hito en la aplicación de las normas y requisitos para ocupar cargos en el servicio exterior, especialmente en momentos en los que la diplomacia es crucial para consolidar alianzas y gestionar las relaciones internacionales de Colombia.

Este fallo no solo afecta el caso específico de Ninco Daza, sino que envía un mensaje claro a la clase política sobre la importancia de respetar las normativas establecidas para estos nombramientos. La comunidad diplomática y consular del país ha recibido este desenlace como una victoria para los funcionarios de carrera que ven en estas reglas un garante de la meritocracia dentro del sistema.

El Ministerio de Relaciones Exteriores, por su parte, deberá asegurarse de que los futuros nombramientos cumplan con todos los requisitos legales y sean transparentes, para evitar situaciones similares que puedan afectar la imagen de Colombia en el exterior.

¿Qué sigue para la diplomacia colombiana en México?

El retiro de Moisés Ninco Daza deja una vacante clave en la embajada de Colombia en México, un país con el que Colombia mantiene importantes relaciones bilaterales en áreas como el comercio, la cultura y la seguridad. La designación de un nuevo embajador será crucial para continuar fortaleciendo estos lazos.

Mientras tanto, queda la expectativa de cómo el gobierno colombiano manejará este proceso, especialmente tras el fallo del Consejo de Estado, que exige un mayor rigor en la selección de los representantes diplomáticos. Es probable que se preste más atención a los antecedentes y calificaciones de quienes aspiren a estos puestos, en aras de garantizar la eficiencia y el prestigio del servicio exterior colombiano.

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