Colombia está en el centro de una nueva tensión geopolítica tras su acercamiento con China. Mientras el presidente Gustavo Petro se encuentra de gira en Asia firmando acuerdos de cooperación con el gobierno de Xi Jinping e impulsando la inclusión de Colombia en la Iniciativa de la Franja y la Ruta —conocida como la Ruta de la Seda—, Estados Unidos ha lanzado un claro mensaje de rechazo.
En su cuenta oficial de redes sociales, la Oficina de Asuntos del Hemisferio Occidental del Departamento de Estado estadounidense anunció que se opondrá “enérgicamente” a cualquier proyecto que implique desembolsos de recursos con participación estadounidense si esos fondos terminan en manos de empresas chinas. El pronunciamiento no solo muestra la postura de Washington ante el avance de Pekín en América Latina, sino que también lanza una advertencia directa a proyectos emblemáticos como el Metro de Bogotá.
Estados Unidos marca límites a la inversión internacional
Desde el Departamento de Estado se argumenta que los recursos de los contribuyentes norteamericanos “no deben ser utilizados por organizaciones internacionales para subsidiar empresas chinas en nuestro hemisferio”. En otras palabras, cualquier cooperación que implique fondos estadounidenses y que esté vinculada directa o indirectamente con empresas del Estado chino será bloqueada o vetada.
Esta posición se inscribe en un contexto de creciente rivalidad entre las potencias. Mientras China amplía su influencia económica mediante megaproyectos de infraestructura y acuerdos comerciales, Estados Unidos redobla esfuerzos para evitar que esa expansión alcance a sus aliados tradicionales en la región. Según la Casa Blanca, este tipo de proyectos “ponen en peligro la seguridad de la región”.
El Metro de Bogotá, en el ojo del huracán
Una de las obras más grandes de infraestructura en curso en Colombia es el Metro de Bogotá, cuya ejecución está a cargo de la empresa China Harbour Engineering Company Limited (CHEC). Esta firma, de propiedad estatal china, lidera la construcción de la primera línea del sistema, un proyecto que cuenta con financiamiento del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
La tensión internacional podría tener consecuencias económicas concretas. El BID ha aprobado un préstamo por aproximadamente 450 millones de dólares para la ejecución del metro. Pero si Estados Unidos, como uno de los socios más influyentes del banco, decide retirar su apoyo o bloquear la operación, ese financiamiento podría verse comprometido.
Aunque aún no se ha precisado el alcance de la advertencia, esta postura podría significar un golpe al futuro del proyecto. La administración de Petro había enfatizado la relevancia del Metro no solo como solución al tráfico de Bogotá, sino como un símbolo de desarrollo nacional con visión ambiental y social.
¿Se reconfigura la relación trilateral?
La gira de Petro por China y su acercamiento a proyectos estratégicos como la Ruta de la Seda indican una clara apertura hacia nuevos socios económicos. Colombia se convierte así en uno de los pocos países de Sudamérica en sumarse a esta iniciativa, que ha sido criticada por Occidente por crear dependencias financieras y estratégicas con Pekín.
Para Washington, la decisión del gobierno colombiano podría representar una ruptura en la tradición diplomática que históricamente ha favorecido los lazos con Estados Unidos. La administración Biden, al igual que en otros escenarios globales, parece decidida a contener la expansión de la influencia china en su “patio trasero”.
Desde el Palacio de Nariño aún no se ha emitido una respuesta oficial frente a la advertencia estadounidense. Sin embargo, en círculos diplomáticos se anticipa un complejo reequilibrio geopolítico donde Colombia tendrá que manejar con prudencia las consecuencias de jugar en ambos tableros.
¿Está en riesgo el futuro del Metro de Bogotá?
El mensaje estadounidense deja entrever que los próximos desembolsos para el Metro de Bogotá podrían verse comprometidos, justo cuando el proyecto ha alcanzado una fase decisiva. Aunque aún no se ha confirmado ningún cambio oficial en el estatus del préstamo del BID, la advertencia de Washington podría acelerar revisiones o condicionar nuevas aprobaciones de crédito.
¿Podrá el Gobierno colombiano mantener su alianza con China sin poner en riesgo sus relaciones estratégicas con Estados Unidos? ¿O será necesario reconfigurar el mapa de inversiones para evitar que proyectos vitales como el metro se vean paralizados por la diplomacia internacional?