El Comando Sur de Estados Unidos (USSOUTHCOM) confirmó que una operación militar en aguas del océano Pacífico oriental dejó 14 personas muertas tras el ataque a dos embarcaciones sospechosas de actividades relacionadas con el narcotráfico internacional. El incidente ocurrió durante un patrullaje de rutina, cuando aeronaves de reconocimiento detectaron movimientos irregulares y embarcaciones que no respondieron a los llamados de las autoridades estadounidenses.
Según un comunicado oficial, los tripulantes de las lanchas rápidas abrieron fuego contra unidades estadounidenses, lo que provocó una respuesta armada inmediata. La acción se enmarca dentro de las operaciones conjuntas que Washington mantiene para combatir el tráfico de drogas y el crimen organizado en el corredor marítimo del Pacífico, considerado una de las principales rutas del contrabando de cocaína hacia América del Norte.
El operativo y las primeras reacciones oficiales
Fuentes del Pentágono informaron que las fuerzas involucradas actuaron en “defensa propia” tras ser atacadas, destacando que el enfrentamiento se produjo a cientos de kilómetros de las costas de Centroamérica. De acuerdo con los reportes, las lanchas se negaron a detenerse pese a las advertencias sonoras y visuales, lo que derivó en una persecución aérea y marítima.
El Comando Sur señaló que el operativo forma parte de una misión conjunta de interdicción marítima en la que participaron tanto unidades estadounidenses como fuerzas aliadas de la región. Tras el enfrentamiento, se incautaron armas de fuego, combustible y varios paquetes con presunta sustancia ilícita, que fueron trasladados a una base naval cercana para su análisis.
El vocero de la Armada estadounidense explicó que se abrió una investigación para determinar las circunstancias exactas del incidente y la nacionalidad de los fallecidos, quienes, según las autoridades, podrían pertenecer a una red de narcotráfico vinculada a organizaciones criminales del Pacífico suramericano.
La ruta del Pacífico y el rol de Estados Unidos en la lucha contra el narcotráfico
El océano Pacífico oriental se ha consolidado como un corredor clave para el transporte de cocaína proveniente de países como Colombia, Perú y Ecuador, con destino a México y Estados Unidos. De acuerdo con datos de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), más del 70 % de los cargamentos ilícitos que salen de Sudamérica utilizan rutas marítimas.
Washington ha incrementado su presencia en la región a través de operaciones conjuntas con la Guardia Costera y aliados latinoamericanos. Estas misiones buscan interceptar cargamentos y desarticular las redes logísticas que sostienen el tráfico de drogas. En los últimos años, el Comando Sur ha intensificado el uso de drones y aeronaves de patrullaje para detectar movimientos sospechosos antes de que lleguen a las costas.
Analistas de seguridad advierten que la sofisticación de las redes criminales ha obligado a los países de la región a fortalecer la cooperación internacional. Las embarcaciones tipo “go fast” —como las atacadas en este operativo— son capaces de recorrer grandes distancias a alta velocidad, dificultando su detección. Según informes de inteligencia, estas naves suelen transportar entre una y dos toneladas de cocaína por viaje.
Repercusiones diplomáticas y cuestionamientos sobre el uso de la fuerza
El incidente ha generado reacciones mixtas en el ámbito internacional. Algunos gobiernos latinoamericanos solicitaron información sobre el lugar exacto del ataque y si este se realizó en aguas internacionales o en zonas bajo jurisdicción de otro país. Grupos de derechos humanos expresaron preocupación por el uso de la fuerza letal y exigieron transparencia en la investigación.
Mientras tanto, el Departamento de Estado de Estados Unidos defendió la actuación de sus fuerzas, asegurando que las operaciones se realizan conforme al derecho internacional y con el objetivo de “salvaguardar la seguridad de las rutas marítimas y frenar el tráfico de drogas que alimenta la violencia en la región”.
Especialistas en relaciones internacionales destacan que este tipo de acciones refuerzan el papel de Washington como actor central en la lucha antidrogas, pero advierten que también puede generar tensiones diplomáticas si no se clarifican los límites jurisdiccionales. Hasta el momento, ninguna autoridad latinoamericana ha reclamado oficialmente la soberanía del área donde ocurrió el ataque, aunque se espera que las cancillerías pidan un informe detallado.
¿Qué se sabe de las víctimas y del material incautado?
Los cuerpos de las 14 personas fallecidas permanecen bajo custodia de las fuerzas estadounidenses. La investigación preliminar sugiere que las embarcaciones estaban fuertemente armadas y equipadas para el transporte ilegal. Entre los objetos recuperados se encuentran fusiles de asalto, municiones, equipos de navegación y paquetes con presunto estupefaciente.
Autoridades del Comando Sur señalaron que el caso será remitido a la Administración para el Control de Drogas (DEA) y al Departamento de Justicia, que determinarán los vínculos entre los fallecidos y organizaciones del crimen transnacional. Aunque las identidades aún no se han revelado, se presume que los ocupantes eran de origen latinoamericano y formaban parte de una operación de narcotráfico marítimo a gran escala.
La operación en el Pacífico refleja la creciente militarización de la lucha contra las drogas y el esfuerzo por mantener el control sobre una de las rutas más utilizadas por los carteles. Mientras avanzan las investigaciones, la pregunta sobre los límites del uso de la fuerza en aguas internacionales vuelve a poner en debate la política de seguridad de Estados Unidos en la región.

