La decisión del Gobierno de Estados Unidos de declarar al presunto Cártel de los Soles como Organización Terrorista Extranjera entró en vigencia el 24 de noviembre de 2025, intensificando de manera directa la tensión política y diplomática entre Washington y Caracas. La medida, impulsada por el Departamento de Estado durante la administración de Donald Trump, permite ampliar sanciones y acciones judiciales contra cualquier individuo o entidad que colabore con el grupo señalado.
El ingreso del supuesto Cártel de los Soles a la lista de organizaciones terroristas marca un giro significativo en la política de seguridad estadounidense, que tradicionalmente incluía estructuras islamistas y movimientos armados. En los últimos años, la lista se ha extendido hacia redes criminales de México y Colombia, y ahora apunta de manera frontal al presidente venezolano, Nicolás Maduro, acusado por Washington de liderar una estructura clandestina con responsabilidades en actividades de narcotráfico.
Expansión de la lista y objetivos de Washington
El secretario de Estado, Marco Rubio, justificó la inclusión del grupo venezolano asegurando que “este grupo clandestino es responsable de la violencia terrorista en todo nuestro hemisferio”. La medida encaja dentro de una estrategia de presión que Washington mantiene desde hace meses, reforzada por una presencia militar ampliada en el Caribe desde septiembre, con un portaaviones y operaciones navales adicionales.
Expertos consultados en Estados Unidos afirman que la designación habilita nuevas acciones, incluso en el campo militar, aunque señalan la ausencia de pruebas públicas respecto a los ataques aéreos contra embarcaciones supuestamente vinculadas con narcotráfico. Datos recopilados por AFP señalan que al menos 83 personas han muerto en estos operativos, sin que las autoridades estadounidenses hayan presentado evidencia comprobable.
La respuesta inmediata de Caracas
El Gobierno de Venezuela reaccionó de forma contundente, calificando la designación como “una nueva y ridícula patraña”. En un comunicado oficial, Caracas aseguró que la medida constituye “una infame y vil mentira para justificar una intervención ilegítima e ilegal contra Venezuela”.
El pronunciamiento fue más allá al señalar que Estados Unidos acude nuevamente al “clásico formato estadounidense de cambio de régimen” y que “resulta necio que el gobierno venezolano pierda tiempo” respondiendo a acusaciones consideradas calumniosas. Según el documento, Venezuela se encuentra “más unida y cohesionada que nunca”, insistiendo en que estas acciones son rechazadas incluso “por el propio pueblo de los EEUU”.
El texto insta directamente a Washington a corregir “esta errática política de agresiones y amenazas”, y advierte que tales señalamientos no aportan nada al “verdadero y genuino combate contra el tráfico ilícito de drogas”. Además, sostiene que el llamado Cártel de los Soles es “inexistente”, reforzando así la postura oficial del Gobierno.
Venezuela rechaza la acusación y defiende su soberanía
La Cancillería venezolana enfatizó que las acusaciones no solo carecen de fundamento, sino que también alimentan un discurso de confrontación que pone en riesgo la estabilidad regional. Aseguró que el país seguirá defendiendo su soberanía y que “el pueblo venezolano sabrá resguardar la paz y los más altos intereses de la República”.
En un cierre cargado de simbolismo, el comunicado citó a Simón Bolívar: “La paz será mi puerto, mi gloria, mi recompensa”, una frase dirigida a reforzar el mensaje de resistencia nacional frente a lo que consideran una agresión extranjera.
El cruce de declaraciones ocurre mientras actores internacionales observan con preocupación el incremento de tensiones. La designación como Organización Terrorista Extranjera no solo complica el panorama diplomático, sino que abre un nuevo frente para las relaciones entre Estados Unidos y Venezuela, que se mantienen frágiles desde hace más de una década. Mientras tanto, Estados Unidos insiste en la amenaza que representa el supuesto Cártel de los Soles, y Caracas se mantiene firme en su postura de rechazo absoluto.

