El español Rafael Borrego, integrante de la Flotilla de la Libertad, rompió su silencio tras su detención por parte de las autoridades israelíes. En entrevista con La W Radio, Borrego relató los duros días que vivió mientras estaba encarcelado, luego de que el barco en el que viajaba fuera interceptado cuando intentaban llevar ayuda humanitaria a Gaza. “Fue muy desagradable, fue maltrato psicológico todos los días”, aseguró el activista, uno de los 21 liberados que ya regresaron a España.

Borrego explicó que durante tres días fueron vendados, amarrados de pies y manos, y sometidos a condiciones inhumanas. “Es una situación que uno no se imagina cuando lo único que buscábamos era llevar comida y medicinas a una población asediada”, relató. Según él, todo el cargamento con alimentos y suministros desapareció tras la intervención israelí. “Nos robaron todo, incluso los objetos personales. Solo me devolvieron el reloj barato con el que me fui”, denunció.

Detención y condiciones de encierro

Durante su reclusión, Borrego permaneció incomunicado y sin acceso a información del exterior. “Me imagino que algunos estarán diciendo que somos terroristas, cuando lo único que llevábamos era ayuda”, expresó, refiriéndose a la narrativa difundida por sectores del gobierno israelí. Los detenidos solo recibían agua del grifo, cuya calidad desconocían. “Podía estar contaminada o no, pero era la única opción”, afirmó. Ante esa situación, Borrego decidió iniciar una huelga de hambre como protesta por el trato recibido y por la confiscación de la carga humanitaria.

El testimonio del español se suma a las denuncias de otros miembros de la Flotilla de la Libertad, entre ellos ciudadanos suizos, quienes han asegurado haber sido víctimas de malos tratos y abusos psicológicos durante su detención. Estas acusaciones refuerzan la preocupación internacional sobre el trato a los activistas humanitarios que intentan romper el bloqueo impuesto a Gaza.

Una misión con fines humanitarios

La Flotilla de la Libertad fue organizada por un grupo internacional de activistas con el propósito de romper el bloqueo marítimo a Gaza y entregar ayuda humanitaria a sus habitantes, afectados por una grave crisis humanitaria. Los participantes, entre ellos Borrego, partieron con alimentos, medicinas y otros insumos esenciales, buscando visibilizar la situación de los palestinos y exigir el respeto del derecho internacional humanitario. Sin embargo, la operación fue interceptada por fuerzas israelíes, que justificaron su acción alegando “razones de seguridad”.

La organización detrás de la flotilla ha denunciado que Israel actúa con impunidad al impedir el paso de ayuda civil. Pese a ello, Borrego y sus compañeros sostienen que sus acciones fueron siempre pacíficas. “Nuestro único objetivo era ayudar. No íbamos armados, no teníamos otra intención que entregar comida”, explicó. Su relato ha despertado una ola de solidaridad en España y en otros países europeos, donde organizaciones de derechos humanos han exigido una investigación independiente sobre los hechos.

Negociaciones en Egipto y el incierto futuro del acuerdo

Mientras Borrego recuperaba la libertad, Israel y Hamás iniciaban conversaciones en Egipto para buscar un nuevo acuerdo de cese al fuego. El español aseguró que alcanzó a ver “cómo empezaba el tema” antes de su liberación, aunque se mostró escéptico sobre el resultado de esas conversaciones. “Israel no tiene ninguna garantía de que se vaya a respetar el acuerdo. Ya no es tanto el acuerdo, sino si se van a respetar”, señaló, dejando entrever la desconfianza que domina el ambiente político en la región.

El caso de la Flotilla de la Libertad ha vuelto a poner en el centro del debate internacional la situación humanitaria en Gaza y la controvertida política israelí de seguridad en el Mediterráneo. Para los activistas, sus experiencias no solo evidencian el trato recibido por parte de las autoridades israelíes, sino también la falta de mecanismos eficaces de protección internacional para las misiones civiles. En palabras de Borrego, “la solidaridad no debería ser castigada como un crimen”.

¿Qué sigue para los activistas y la ayuda humanitaria a Gaza?

Tras su regreso a España, Borrego ha reiterado su compromiso con las causas humanitarias y ha pedido a la comunidad internacional que no abandone a Gaza. “El sufrimiento del pueblo palestino no puede ser ignorado”, manifestó. Las organizaciones que participaron en la flotilla han anunciado que seguirán promoviendo iniciativas de ayuda humanitaria internacional, aunque reconocen que el riesgo de futuras intercepciones por parte de Israel sigue siendo alto.

La situación ha generado un debate ético y político sobre la responsabilidad de los Estados en la protección de quienes realizan misiones humanitarias en zonas de conflicto. En medio de las negociaciones en Egipto y la persistente tensión en Medio Oriente, las declaraciones de Borrego se convierten en un recordatorio de los costos humanos de la guerra y de la urgencia de garantizar el acceso a la ayuda para quienes más la necesitan. ¿Podrá la comunidad internacional establecer un corredor humanitario real para Gaza o seguirá siendo un territorio aislado por la fuerza?

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