La trágica muerte de Juan Felipe Rincón, hijo del inspector general de la Policía Nacional, sigue generando interrogantes y controversias. La Fiscalía General de la Nación y el Cuerpo Técnico de Investigación (CTI) trabajan para esclarecer las circunstancias de este caso, que involucra armas de fuego, riñas violentas y denuncias graves sobre el comportamiento de las partes implicadas.
El joven, de apenas 21 años, falleció el pasado domingo 24 de noviembre en el barrio Quiroga, sur de Bogotá. Aunque inicialmente se señaló a Andrés Camilo Sotelo Torres como el principal responsable del homicidio, nuevos informes forenses y declaraciones han arrojado luz sobre la participación de otras personas en el fatídico hecho, incluyendo al escolta personal de la víctima.
Dos armas en la escena: ¿quién disparó?
De acuerdo con el informe preliminar de la Fiscalía, se recuperaron dos armas de fuego en el lugar de los hechos:
- Una pistola SIG SAUER SP2022, calibre 9x19mm, de dotación oficial, perteneciente al escolta de Juan Felipe Rincón, identificado como Sergio Felipe Rico Rueda.
- Un revólver de CO2 marca Dan Wesson, calibre 4.5 mm, que, según los peritos, no era apto para disparar debido a la ausencia de piezas esenciales como el tambor y el brazo móvil.
La investigación ha confirmado que la única arma funcional en la escena fue la pistola SIG SAUER, lo que refuerza la hipótesis de que el disparo fatal provino del arma del escolta.
Según el abogado defensor de Sotelo, Carlos Galeano, el escolta habría disparado accidentalmente contra su protegido durante un altercado violento. Galeano explicó que, en medio de la confrontación, la pareja sentimental de Sotelo intentó interceder, colocando su cuerpo como escudo. Fue entonces cuando el escolta realizó un disparo que, por infortunio, impactó a Juan Felipe Rincón en el pecho.
Lo que reveló la necropsia
La necropsia realizada por Medicina Legal confirmó que Rincón falleció a causa de un trauma severo por proyectil de arma de fuego, que comprometió órganos vitales como los pulmones y el corazón, provocando una hemorragia masiva.
Sin embargo, el informe forense también detalla otras lesiones significativas en el cuerpo de la víctima, incluyendo golpes en la cabeza, la espalda y las extremidades, además de al menos una fractura. Estas señales de violencia sugieren que Rincón fue agredido antes del disparo mortal.
Acusaciones y controversias
El caso se ha complicado aún más con las declaraciones de la defensa de Sotelo, quien ha afirmado que Juan Felipe Rincón habría mantenido conversaciones de contenido inapropiado con una niña de 8 años, prima de la pareja sentimental de Sotelo. Según esta versión, dichas conversaciones habrían sido un detonante en la riña que terminó en tragedia.
A pesar de estas acusaciones, Andrés Camilo Sotelo Torres ha negado rotundamente ser el responsable del disparo que acabó con la vida de Rincón. Durante su audiencia de legalización de captura, afirmó:
«Señorita, ¿cómo voy a aceptar si yo soy inocente? Yo en ningún momento disparé un arma de fuego.»
La defensa de Sotelo también destacó que el arma traumática que portaba el acusado no era funcional, reforzando la tesis de que el disparo fatal provino del arma del escolta.
Un caso rodeado de preguntas
La Fiscalía General de la Nación continúa recolectando pruebas para determinar con precisión las circunstancias de este homicidio, incluyendo el papel de cada una de las personas presentes en el incidente. Por ahora, Sotelo enfrenta cargos por homicidio doloso agravado y porte ilegal de armas, aunque no ha aceptado ninguna de las imputaciones.
Además, otro involucrado, un familiar de Sotelo que resultó herido durante la riña, se encuentra hospitalizado en la unidad de cuidados intensivos del Hospital El Tunal. Este individuo podría enfrentar cargos una vez que se recupere.
Lo que está en juego
Este caso no solo plantea dudas sobre las circunstancias exactas de la muerte de Juan Felipe Rincón, sino que también pone en el centro del debate temas como el uso de armas de fuego por parte de escoltas, la responsabilidad de las autoridades en conflictos personales y la gestión de situaciones de violencia.
Mientras las investigaciones avanzan, queda pendiente esclarecer qué llevó a una riña a desencadenar un desenlace tan trágico y qué responsabilidad recae sobre cada uno de los actores implicados.
¿Será este un caso que expondrá fallas en el sistema de protección personal, o revelará una problemática más profunda en la resolución de conflictos en el país?