Este primero de octubre, el ejército de Israel confirmó el lanzamiento de misiles desde Irán, marcando una peligrosa escalada en el conflicto del Medio Oriente. Este ataque ocurre en un contexto de creciente hostilidad entre ambos países, tras una serie de eventos que han encendido las alarmas a nivel internacional.

El anuncio del ataque fue acompañado por el sonar de las sirenas de alerta antiaérea en toda Israel, incluyendo Jerusalén. A medida que los misiles comenzaron a impactar, la población israelí se dirigió a los refugios antibombas, en lo que parece ser uno de los episodios más tensos entre Irán e Israel en los últimos años.

La Casa Blanca había advertido previamente de un inminente ataque iraní, lo que coloca a la administración de Joe Biden en un papel crucial para intentar mitigar un conflicto que podría desbordar en una guerra regional de mayores proporciones. Desde el Departamento de Defensa de Estados Unidos, se reiteró que el país apoyará a Israel para defenderse de estos ataques.

Contexto previo: asesinato de líderes de Hamás y Hezbolá

La cadena de eventos que ha desembocado en este ataque se remonta a la reciente operación militar israelí en el Líbano, que resultó en la muerte del líder de Hezbolá, Hassan Nasrallah. Este ataque fue visto por muchos como un paso agresivo por parte de Israel, que ya venía realizando acciones puntuales contra grupos armados en la región, como Hamás y Hezbolá, organizaciones que Israel y varios países occidentales consideran terroristas.

El asesinato de Ismail Haniyeh, uno de los principales líderes de Hamás, y la baja de Nasrallah, fueron respondidos rápidamente por Irán, quien considera a estos grupos como sus principales aliados en la región. En un comunicado, la Guardia Revolucionaria de Irán confirmó que el lanzamiento de misiles era en represalia por la muerte de estos líderes.

“Con el disparo de decenas de misiles balísticos, se ha golpeado los objetivos en el corazón de los territorios ocupados”, afirmó la Guardia Revolucionaria en un comunicado difundido por la agencia iraní FARS.

Israel cierra su espacio aéreo y evacúa zonas clave

El impacto de los misiles sobre Israel no solo ha provocado el pánico entre la población, sino que también ha tenido consecuencias inmediatas en la infraestructura del país. El aeropuerto Ben Gurion de Tel Aviv, uno de los más importantes de la región, suspendió todo el tráfico aéreo a medida que sonaban las explosiones en el centro del país.

«El espacio aéreo israelí está cerrado. Los vuelos están siendo desviados a otros destinos», señalaron las autoridades aeroportuarias. Este cierre ha generado caos en el transporte y ha dejado varados a cientos de pasajeros, tanto nacionales como extranjeros. Las autoridades de defensa israelíes han indicado que la medida busca evitar tragedias mayores, dado el alcance y precisión de los misiles balísticos lanzados por Irán.

Las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), por su parte, han desplegado sistemas de defensa antimisiles como la Cúpula de Hierro, una tecnología clave para interceptar cohetes dirigidos contra objetivos civiles y militares dentro del país. Sin embargo, algunos de los misiles lograron atravesar este sistema, causando daños significativos en varias zonas urbanas.

El papel de Estados Unidos en el conflicto

Este ataque marca un momento clave para la administración de Joe Biden, que se encuentra en medio de una difícil estrategia diplomática en el Medio Oriente. La relación entre Estados Unidos e Irán ya venía deteriorándose, especialmente después de la retirada de Washington del acuerdo nuclear con Irán en 2018, durante la presidencia de Donald Trump. Sin embargo, Biden había intentado retomar las conversaciones diplomáticas, en un esfuerzo por reducir las tensiones y prevenir precisamente un escenario como el que se está desarrollando ahora.

El Departamento de Defensa ha reiterado su apoyo a Israel, con declaraciones contundentes sobre el compromiso de Washington para garantizar la seguridad del Estado israelí. “Estados Unidos ayudará a Israel a defenderse de los ataques esperados”, afirmaron las autoridades de defensa. Esto podría implicar un mayor involucramiento militar estadounidense en la región, aunque Biden ha intentado evitar una intervención directa.

El principal objetivo de la Casa Blanca ha sido contener la violencia y prevenir que el conflicto entre Irán e Israel se extienda a otros actores en el Medio Oriente, como Siria o Arabia Saudita. Sin embargo, el ataque iraní parece haber sobrepasado las advertencias y las acciones diplomáticas de Estados Unidos.

¿Una guerra regional en ciernes?

La situación actual plantea un escenario preocupante para la estabilidad de toda la región. Si bien Irán e Israel han estado en conflicto indirecto a través de sus aliados durante años, el lanzamiento de misiles desde territorio iraní marca un paso hacia una confrontación más directa. Los expertos advierten que este tipo de ataques podrían desencadenar una guerra regional si no se contiene la escalada.

Una pregunta crucial que surge ahora es: ¿Podrá la comunidad internacional frenar esta crisis antes de que desemboque en una guerra a gran escala, o estamos al borde de un conflicto que involucrará a más países del Medio Oriente?

Lo que es claro es que tanto Israel como Irán parecen estar en una posición de endurecimiento de posturas, lo que complicará los esfuerzos diplomáticos para desescalar la situación en el corto plazo.


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