El más reciente informe del Departamento de Estado de Estados Unidos señaló que el Gobierno de Gustavo Petro no está realizando los esfuerzos suficientes para combatir la trata de personas en Colombia. El reporte anual, publicado en Washington, redujo al país de la Categoría Tier 1 a la Tier 2, lo que representa un llamado de atención sobre la efectividad de las políticas implementadas hasta ahora.

La decisión implica que, aunque Colombia cumple con algunos estándares mínimos, todavía no logra garantizar una respuesta integral frente a este delito transnacional que afecta de manera particular a mujeres, niños, comunidades vulnerables y migrantes. El documento ha generado preocupación en distintos sectores y pone en el centro del debate la capacidad del Estado colombiano para enfrentar un flagelo que se ha incrementado en los últimos años.

Colombia baja de categoría en el reporte internacional

El Tier 1 corresponde a los países que cumplen plenamente con los estándares de la Ley de Protección de las Víctimas de la Trata de Personas de Estados Unidos, mientras que el Tier 2 incluye a aquellos que, aunque realizan esfuerzos significativos, no alcanzan todos los criterios exigidos. La degradación de Colombia refleja vacíos en áreas clave como la identificación de víctimas, la judicialización de los responsables y la protección efectiva a los sobrevivientes.

Según el informe, persisten falencias en la coordinación interinstitucional y en la asignación de recursos suficientes para prevenir y sancionar este delito. Aunque se reconocen algunos avances normativos, las acciones concretas no han logrado un impacto contundente frente al crecimiento de las redes criminales dedicadas a la trata.

Críticas y llamados de atención al Gobierno Petro

El reporte de Estados Unidos subraya que el Gobierno Petro debe intensificar los esfuerzos para garantizar resultados tangibles. Entre las críticas destacan la falta de campañas masivas de prevención, la limitada capacidad de atención a víctimas en zonas rurales y fronterizas, así como los bajos índices de condenas a tratantes.

Organizaciones de derechos humanos y expertos en seguridad coinciden en que la trata de personas se ha convertido en un negocio criminal que mueve millones de dólares y que está vinculado con otras economías ilegales como el narcotráfico y la explotación laboral. En ese sentido, el llamado de Washington pone presión sobre Bogotá para adoptar medidas más robustas que logren frenar el fenómeno.

¿Qué viene para Colombia tras este señalamiento?

El descenso de categoría en el ranking internacional no solo representa un golpe a la imagen del país en materia de derechos humanos, sino que también puede influir en la cooperación internacional y en la asignación de ayudas económicas. Colombia deberá demostrar avances en el corto plazo para evitar sanciones más severas o mayores restricciones en el acceso a programas de apoyo.

En este escenario, la administración Petro enfrenta el reto de fortalecer los mecanismos de investigación, incrementar la cooperación judicial y ampliar la cobertura de programas de asistencia a víctimas. Asimismo, será crucial trabajar con las comunidades más afectadas, como los migrantes venezolanos, para reducir la vulnerabilidad frente a las redes de trata.

La pregunta que queda abierta es si el gobierno podrá responder con rapidez y eficacia a este desafío. La presión internacional y el clamor interno por mayor seguridad y protección de los derechos humanos marcarán la agenda en los próximos meses.

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