Sandra Milena Cobos Angulo ha sacudido el escenario político colombiano al denunciar presunto acoso, maltrato laboral y discriminación por parte de Nelson Lemus Cruz, viceministro de Pueblos Étnicos y Campesinos del Ministerio de la Igualdad. Esta acusación, que expone la vulnerabilidad de las mujeres en el entorno gubernamental, pone sobre la mesa el abuso de poder en las instituciones públicas.
Un ambiente hostil tras su nombramiento
Desde su designación el 8 de junio de 2024 como autoridad del Pueblo Muisca de Bosa y experta en asuntos indígenas, Cobos Angulo asegura que experimentó conductas inapropiadas por parte de su superior. El funcionario, según su testimonio, comenzó a invadir su espacio personal con abrazos y comentarios indebidos. En una ocasión, incluso le expresó su «simpatía» de una manera que la hizo sentir incómoda.
Al buscar apoyo en la asesora del viceministro, la respuesta fue desalentadora: “No te preocupes, él es así. Si te invita a su apartamento, no te asustes”. Lejos de ser una reacción de respaldo, este comentario reveló una preocupante normalización del acoso dentro de la institución.
Un viaje sospechoso y la presión por control
Uno de los episodios más alarmantes ocurrió cuando Lemus Cruz le pidió que lo acompañara a un viaje de trabajo a Caquetá. Ante la solicitud de Cobos de gestionar viáticos y logística, él le respondió que no era necesario, ya que viajarían en su vehículo particular. Desconfiada de sus intenciones, la lideresa evitó el viaje con una excusa familiar, pero fue sometida a una prueba de «verificación» cuando el viceministro le exigió llamar a sus familiares en altavoz para comprobar su versión.
Las represalias no tardaron en llegar. Cobos experimentó hostigamiento laboral, bloqueo en sus funciones y una actitud hostil por parte de su jefe. Este tipo de tratos afectó directamente su desempeño y bienestar, obligándola a renunciar el 10 de febrero de 2025.
Una renuncia como acto de denuncia
La exfuncionaria denunció los hechos ante Recursos Humanos del Ministerio de la Igualdad, pero se encontró con un obstáculo burocrático: para presentar la queja, debía primero someterse a una conciliación con su agresor. Frente a la falta de mecanismos efectivos para abordar estos casos, Cobos optó por hacer pública la situación.
En su carta de renuncia, la lideresa indígena manifestó que su decisión no solo responde a su caso particular, sino que busca visibilizar una problemática estructural:
«Mi renuncia, lejos de ser un acto personal y aislado, representa un llamado para visibilizar una realidad dolorosa que muchas mujeres indígenas han vivido en silencio debido al abuso de poder, incluso dentro de nuestras propias estructuras de gobierno».
Su denuncia ha servido para que otras mujeres dentro del Viceministerio de Pueblos Étnicos y Campesinos comiencen a compartir historias similares de abuso, aunque ninguna ha dado el paso de formalizar sus denuncias.
El Ministerio y la Procuraduría toman cartas en el asunto
El Ministerio de la Igualdad, ante la gravedad de las acusaciones, ha remitido el caso a la Procuraduría General de la Nación para evitar posibles conflictos de interés en el control disciplinario. En un documento enviado al Viceprocurador General Silvano Gómez Strauch, se detalla la denuncia contra Lemus Cruz por conductas constitutivas de acoso.
Mientras avanza la investigación, en redes sociales ha circulado una imagen de un espejo en un baño del Ministerio con un mensaje de advertencia: «CUIDADO. En Vicepueblos hay un acosador sexual. Hay denuncias».
¿Un punto de inflexión para el Ministerio de la Igualdad?
El caso de Sandra Milena Cobos pone en evidencia las fallas estructurales en la protección de las funcionarias dentro del Estado colombiano. Con la Procuraduría interviniendo en la investigación, la gran interrogante es si este escándalo será un catalizador para mejorar los protocolos contra el acoso laboral y la discriminación en el sector público. ¿Se tomarán medidas efectivas para garantizar espacios seguros dentro de las instituciones gubernamentales?