Frisby España, la filial que buscaba posicionar la reconocida marca colombiana en el mercado europeo, atraviesa una crisis institucional tras la renuncia inmediata e irrevocable del abogado Gonzalo Barrenechea Correa como administrador en el registro mercantil. Barrenechea, quien fungía como socio fundador del proyecto en España, dio un paso al costado luego de identificar lo que calificó como serias irregularidades operativas.
Según sus declaraciones, su decisión se produjo al descubrir la existencia de plataformas digitales —una página web y redes sociales— creadas sin su consentimiento. Además, denunció la ausencia de compliance y de buen governance dentro de la sociedad, situación que lo llevó a manifestar su “frontal oposición” y presentar su dimisión de inmediato ante los socios. Este giro inesperado expone tensiones internas que podrían tener consecuencias directas sobre los planes de crecimiento de la marca en Europa.
Frisby España congela su expansión de franquicias por seguridad jurídica
En un comunicado divulgado el domingo 25 de mayo, Frisby España anunció la suspensión temporal de su programa de expansión de franquicias, decisión que se atribuye a la actual disputa legal sobre el uso de la marca. La empresa aseguró que esta pausa responde a la necesidad de proteger los intereses de sus potenciales franquiciados en España y otros países de la Unión Europea.
“Debido a la situación actual relacionada con el uso de la marca, y a pesar del gran número de solicitudes e intereses recibidos, hemos tomado la decisión de suspender temporalmente las nuevas adhesiones al programa de franquicias”, indica el comunicado oficial. Esta medida impacta directamente los planes previamente anunciados por la compañía, que buscaba posicionarse con fuerza en múltiples regiones del país mediante alianzas estratégicas.
El panorama genera incertidumbre entre emprendedores y empresarios que habían expresado su interés en unirse al proyecto, especialmente considerando el impulso inicial que había tenido la marca en redes sociales y medios especializados. La expansión de franquicias, que parecía inminente, queda así en pausa mientras se define la titularidad y el uso legítimo de la marca en territorio europeo.
Cambio de mando: nuevos responsables en medio de la incertidumbre
Con la salida de Gonzalo Barrenechea del equipo directivo, la responsabilidad operativa de Frisby España recae ahora en la accionista mayoritaria Jacqueline Guillemine Pérez Parcha, una ciudadana belga residente en Bruselas. Junto a ella figura Charles Dupont, quien ha sido designado como representante autorizado de la compañía en territorio español.
Este nuevo liderazgo tendrá la tarea inmediata de resolver los conflictos legales en torno a la marca y, eventualmente, restablecer la confianza entre inversionistas y futuros franquiciados. La ausencia de Barrenechea, que aportaba conocimiento jurídico y experiencia en el desarrollo empresarial en España, representa un reto adicional en la consolidación del proyecto.
El caso revela la importancia de garantizar prácticas empresariales éticas, claras y con marcos regulatorios definidos, especialmente cuando se trata de la internacionalización de marcas latinoamericanas. El cumplimiento de estándares de compliance y buen governance ya no es una opción, sino un requisito para atraer socios, inversores y consumidores en mercados cada vez más exigentes.
¿Qué viene para Frisby en Europa tras esta crisis?
La pregunta que se plantean muchos es si Frisby podrá retomar su expansión de franquicias en España una vez resueltos los problemas legales. A corto plazo, la prioridad parece ser estabilizar la situación jurídica de la marca y restablecer la estructura operativa de la sociedad. En este escenario, los nuevos responsables deberán comunicar con claridad sus próximos pasos y ofrecer garantías tanto a inversionistas como a clientes potenciales.
Lo cierto es que el interés por la marca se mantiene, y una eventual resolución favorable podría reactivar la expansión en mejores condiciones. Sin embargo, el tiempo es un factor crítico: cada semana de incertidumbre podría significar una pérdida de impulso frente a la competencia local e internacional.