En un hito energético para Colombia, se ha confirmado el descubrimiento de gas natural más importante de las últimas décadas, a través del proyecto Sirius, anteriormente conocido como Uchuva, liderado por Ecopetrol y Petrobras. Este yacimiento, ubicado en aguas profundas del mar Caribe, ha probado la existencia de 6 terapies cúbicos de gas natural, un volumen significativo que promete reforzar la seguridad energética del país por al menos dos décadas.

Un descubrimiento estratégico para el país

Rogeiro Suárez, gerente general de activos exploratorios de Petrobras, dio a conocer la noticia en el marco de la VII cumbre de Petróleo, Gas y Energía. Según Suárez, el proyecto Sirius marca un antes y un después en la exploración offshore de Colombia. «Petrobras y Ecopetrol son responsables del principal descubrimiento de gas en el país. Estamos cumpliendo con la sostenibilidad energética que necesita Colombia. Este proyecto puede garantizar la seguridad energética por décadas», afirmó. El potencial de este hallazgo es tal que lo comparan con el campo Chuchupa, que ha sido la columna vertebral del suministro de gas natural para Colombia durante los últimos 45 años.

El campo Chuchupa, que inició su producción en 1979, contaba con reservas iniciales estimadas entre 5 y 5.6 terapies cúbicos, y, aunque se encuentra en las fases finales de su ciclo de vida, sigue proporcionando gas al país. El nuevo yacimiento, por su tamaño y relevancia, podría abastecer a Colombia al ritmo de consumo actual de 0.3 terapies por año durante aproximadamente 20 años. Este descubrimiento no solo tiene un impacto inmediato en las perspectivas energéticas de Colombia, sino que también ofrece un horizonte de sostenibilidad a largo plazo.

Desafíos operativos y sociales

Sin embargo, aunque las expectativas son altas, el camino hacia la explotación de estas reservas no está exento de obstáculos. Ecopetrol y Petrobras planean que el proyecto Sirius entre en producción hacia el año 2029, pero deberán superar varios desafíos operativos, sociales y legales antes de llegar a ese punto.

Uno de los principales obstáculos proviene de la justicia. El 13 de septiembre, el Juzgado Cuarto Laboral del Distrito Judicial de Santa Marta emitió un fallo que ordena la suspensión inmediata de la exploración del pozo Uchuva 2, clave en el desarrollo del proyecto Sirius, hasta que se realice una consulta previa con la comunidad indígena de Taganga. Esta medida, basada en la protección de los derechos fundamentales de las comunidades indígenas, subraya la importancia de respetar los procesos de participación comunitaria, en línea con las normativas colombianas e internacionales.

El fallo del juez también instruyó al Ministerio del Interior a que en un plazo de un mes se lleve a cabo dicha consulta, mientras que el Ministerio de Ambiente, junto con la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales, debe realizar estudios para evaluar el impacto ambiental y sociocultural del proyecto en la región. Asimismo, la Presidencia de la República deberá coordinar con diversas instituciones para garantizar la protección de las comunidades ancestrales, en un plazo que no supere los seis meses.

Proyecciones a futuro y sostenibilidad energética

A pesar de estos retos, las perspectivas de producción del proyecto Sirius son optimistas. Los 6 terapies cúbicos de gas natural que se han identificado en este yacimiento pueden representar un pilar fundamental para la transición energética de Colombia. En palabras del ministro de Minas y Energía, Andrés Camacho, este descubrimiento es «crucial para la seguridad energética y para seguir promoviendo un modelo sostenible de desarrollo que permita reducir la dependencia de fuentes energéticas más contaminantes, como el carbón o el petróleo».

Además, este hallazgo se da en un contexto en el que el país busca consolidar su posición en el mercado internacional de gas, mientras atiende las demandas internas y enfrenta los desafíos asociados a la transición hacia energías más limpias. El gas natural, por sus características menos contaminantes en comparación con otros combustibles fósiles, ha sido señalado como una alternativa clave en la matriz energética de Colombia durante los próximos años.

Sin embargo, más allá de los números y las proyecciones económicas, el éxito de este proyecto dependerá en gran medida de la capacidad de las empresas involucradas y del gobierno de manejar adecuadamente las tensiones sociales y ambientales, que ya han comenzado a surgir.

La participación activa de las comunidades locales y el cumplimiento de las normativas ambientales y sociales no solo son esenciales para cumplir con los compromisos legales, sino también para asegurar la viabilidad a largo plazo del proyecto. Como el campo Chuchupa, que ha servido de ejemplo de cómo los grandes yacimientos pueden transformar la economía de un país, Sirius tiene el potencial de convertirse en el nuevo motor energético de Colombia, si se gestiona adecuadamente.

Expectativas a largo plazo

Queda la pregunta de cómo evolucionarán las dinámicas sociales y ambientales en torno al proyecto Sirius. ¿Podrán Ecopetrol y Petrobras sortear los desafíos legales y operativos que enfrentan? ¿Lograrán conciliar los intereses energéticos de Colombia con los derechos de las comunidades ancestrales? Sin duda, el tiempo y las acciones de los actores involucrados serán clave para determinar el destino de este prometedor yacimiento.

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