La tragedia golpeó con fuerza a Sudán. En la región montañosa de Jebel Marra, un devastador deslizamiento de tierra en Sudán sepultó por completo a la aldea de Tarsin, dejando un saldo de más de mil personas muertas y apenas un sobreviviente. La magnitud del desastre ha despertado alarma internacional y expuesto la vulnerabilidad de comunidades rurales que, atrapadas entre la naturaleza y el conflicto armado, viven en condiciones extremas.
De acuerdo con reportes preliminares, las intensas lluvias que han azotado la zona en los últimos días saturaron el terreno hasta provocar el colapso. La avalancha de tierra y rocas arrasó viviendas de adobe y caminos, sin dejar oportunidad de escape. El Ejército de Liberación de Sudán, movimiento rebelde liderado por Abdelwahid Mohamed Nour, denunció que la tragedia se suma a la crisis humanitaria en Darfur y pidió la intervención de Naciones Unidas y otras agencias internacionales para coordinar las tareas de rescate.
Una aldea borrada del mapa en segundos
Tarsin, ubicada al oeste del país, era una comunidad agrícola de difícil acceso en la zona montañosa de Darfur. Sus habitantes dependían del cultivo de subsistencia y la ganadería, pero el aislamiento, la falta de infraestructura y el prolongado conflicto en la región limitaban cualquier capacidad de respuesta ante emergencias.
El derrumbe fue tan violento que no dejó espacio para evacuaciones. Según testigos de áreas cercanas, “el suelo se abrió y la montaña se vino abajo en cuestión de minutos”. Solo una persona logró sobrevivir, hallada gravemente herida entre los escombros. La cifra de víctimas supera el millar, convirtiendo el hecho en una de las mayores tragedias naturales de la historia reciente del país.
La catástrofe no solo deja duelo, también plantea desafíos inmediatos: recuperar cuerpos bajo toneladas de tierra, restablecer la comunicación con la zona afectada y atender a familias desplazadas que temen nuevos desprendimientos debido a las lluvias que continúan en la región.
Llamado urgente a la comunidad internacional
La catástrofe ocurre en un momento en que Sudán enfrenta múltiples crisis: la guerra civil, la inseguridad alimentaria y los efectos del cambio climático. Abdelwahid Mohamed Nour, líder del Ejército de Liberación de Sudán, exigió públicamente la intervención de la ONU, la Cruz Roja y organizaciones humanitarias para desplegar equipos de rescate y asistencia médica.
En declaraciones recogidas por medios locales, Nour subrayó que “las familias de Tarsin fueron abandonadas a su suerte en medio de la montaña”. También denunció que la falta de instituciones estatales en la zona impidió activar protocolos de emergencia. El gobierno central de Jartum, debilitado por el conflicto armado y la fragmentación política, aún no ha emitido un balance oficial ni ha anunciado un plan de contingencia.
La comunidad internacional observa con preocupación. Expertos advierten que este tipo de tragedias puede repetirse en zonas rurales de Sudán, donde la combinación de deforestación, lluvias extremas y suelos erosionados crea un cóctel de riesgo permanente.
¿Qué sigue para Darfur tras la tragedia?
El deslizamiento de tierra en Sudán que arrasó con Tarsin reaviva preguntas sobre la capacidad del país para enfrentar emergencias naturales en medio de un conflicto crónico. Más de 20 años de violencia en Darfur han debilitado las estructuras comunitarias, forzado el desplazamiento de millones de personas y dejado a poblaciones enteras sin acceso a servicios básicos.
La catástrofe también tiene un impacto simbólico: la pérdida total de una aldea recuerda la fragilidad de comunidades que luchan por sobrevivir en territorios olvidados por el Estado y con escasa atención internacional. Los especialistas señalan que, sin un plan integral de reconstrucción y prevención, otras aldeas en las laderas de Jebel Marra podrían enfrentar el mismo destino.
Las preguntas son inevitables: ¿podrá Sudán establecer mecanismos de prevención en medio de su guerra interna? ¿O la tragedia de Tarsin quedará como un episodio más en la larga lista de desastres que golpean a una nación fracturada?