La decisión respondió a la alerta generada por el incremento de casos de fiebre amarilla distribuidos en al menos nueve departamentos de Colombia: Tolima (59 casos), Putumayo (7), Nariño (2), Caquetá (2), Huila (1), Vaupés (1), Cauca (1), Meta (1) y Caldas (1). Ante esta situación, la CARDER tomó medidas inmediatas para evitar la propagación del virus en el territorio risaraldense, reconocido por su diversidad natural y ecosistemas sensibles.
Por estas razones, el director de la CARDER, Julio César Gómez Salazar, solicitó a su equipo de colaboradores, especialmente a quienes desarrollan labores de educación ambiental y a los guardabosques en las áreas protegidas, exigir el carné de vacunación a los visitantes.
Entre las acciones que se implementaron, se incluyó la exigencia del carné de vacunación contra la fiebre amarilla en todos los puntos de acceso a las áreas protegidas del departamento. Esta medida fue supervisada por el personal de campo, incluidos los guardabosques y educadores ambientales, quienes fueron instruidos para verificar que cada visitante cumpliera con este requisito antes de permitir su ingreso.
Asimismo, la entidad puso en marcha una estrategia de comunicación para informar a los turistas sobre esta nueva disposición. Además, se establecieron canales de coordinación con las autoridades de salud y turismo municipales para facilitar el acceso a la vacuna en zonas con alta afluencia de visitantes.
Las zonas protegidas de Risaralda, como el Santuario de Fauna y Flora Otún Quimbaya, el Distrito de Conservación de Suelos Barbas-Bremen, el Parque Natural Ucumarí, entre otras; fueron monitoreadas constantemente, debido a su importancia ecológica y al flujo constante de turistas nacionales y extranjeros. Estas áreas albergan especies endémicas y en peligro de extinción que pudieron verse afectadas en caso de brote del virus.
La fiebre amarilla, una enfermedad viral aguda transmitida por la picadura de mosquitos infectados, había generado gran preocupación debido a su letalidad en algunos casos y a su potencial de propagación en zonas selváticas. La CARDER reconoció que, además del riesgo para los humanos, la fauna silvestre actuaba como reservorio natural, lo que aumentaba la necesidad de un control riguroso del ingreso de personas no vacunadas.
Marino Duque, guardabosques del Distrito de Conservación de Suelos Barbas-Bremen, reiteró en su momento la necesidad de cumplir con esta normativa. “Solicitamos a todos los turistas y caminantes que acataran estas disposiciones. No se trataba solo de una norma, sino de una responsabilidad colectiva. Si no controlábamos el ingreso de personas sin vacuna, habríamos puesto en riesgo a especies como los monos aulladores y otras que habitan en estos bosques”, afirmó.
La CARDER reiteró su compromiso con la protección del patrimonio natural del departamento y agradeció la colaboración de la ciudadanía y de los visitantes que acataron la medida preventiva. La cooperación general fue fundamental para mantener la seguridad biológica de los ecosistemas y evitar que el virus afectara la biodiversidad de Risaralda.
Con la activación de este plan de contingencia, la Corporación consolidó un modelo de turismo responsable, en el que el respeto por la vida, la salud pública y la conservación de la naturaleza fueron pilares fundamentales. La CARDER continuó realizando seguimiento constante a la situación epidemiológica nacional y mantuvo su disposición para tomar nuevas medidas si la situación lo requería.
Con información de la oficina de prensa de la CARDER.