Interceptaciones recientes a comunicaciones del Clan del Golfo han puesto en evidencia un plan meticuloso para atentar contra la vida del director de la Policía Nacional, el brigadier general Carlos Fernando Triana Beltrán. Los audios y chats intervenidos por inteligencia policial no solo revelan la logística detrás de este intento, sino que también señalan que otros grupos criminales estarían implicados.

Durante un recorrido programado del general por la Costa Caribe, las amenazas se volvieron más concretas. En los mensajes, se detallan movimientos, armas y ubicaciones, indicando una planificación de alta peligrosidad. Las autoridades han catalogado este intento como un desafío directo a la seguridad institucional del país.

Operativos recientes despiertan represalias del crimen organizado

Estas amenazas no son aisladas. En los últimos tres meses, la ofensiva de la Policía contra el narcotráfico ha sido contundente. Se han realizado 489 capturas de presuntos miembros de organizaciones ilegales y se han incautado más de 103 toneladas de drogas. Estos golpes habrían generado una reacción violenta de redes criminales como el Clan del Golfo, que opera con fuerza en la región Caribe.

La tensión se incrementa con la mención de Néstor Gregorio Vera Fernández, alias ‘Iván Mordisco’, líder de las disidencias de las FARC, como otro de los posibles responsables detrás de las amenazas. Las pruebas recogidas por los cuerpos de inteligencia y judiciales han sido puestas a disposición de la Fiscalía General de la Nación, lo que indica el nivel de seriedad con el que se asume esta alerta.

Pruebas en los chats interceptados: un plan en marcha

El contenido de las interceptaciones revela no solo la intención, sino también una organización detallada para llevar a cabo el atentado. En uno de los audios, se escucha cómo un miembro del grupo criminal da órdenes sobre desplazamientos y armas: “Dani baja para el aeropuerto y los demás vamos a salir en los carros a llevar Fusil para donde mi abuela”. Esta frase refleja el uso de lenguaje cifrado pero claro en su objetivo.

Además, se hace referencia directa al general Carlos Fernando Triana: “Ahí debemos darle hoy en la tarde en la noche como sea, siempre y cuando él autorice cuando reportemos ahora. Está de papaya ese hp general como que se va o ya se fue ese perro hp”. Este tipo de mensajes demuestra no solo la existencia de un plan activo, sino también un seguimiento constante a los movimientos del oficial.

¿Qué medidas ha tomado el Estado frente a esta amenaza?

El Gobierno Nacional ha reforzado los esquemas de seguridad del alto oficial y ha ordenado un aumento en la presencia de unidades especiales en las zonas críticas del Caribe. También se han implementado estrategias de inteligencia más agresivas para identificar a los autores intelectuales del plan.

Aunque no se ha confirmado si las disidencias de las FARC y el Clan del Golfo actuaban coordinadamente, la coincidencia en la planificación y el objetivo común sugiere posibles alianzas entre estructuras criminales. Este fenómeno preocupa especialmente a los analistas de seguridad, quienes advierten que el crimen organizado estaría evolucionando hacia nuevas formas de cooperación para enfrentar la ofensiva estatal.


¿Está en riesgo la cúpula policial en Colombia?

La situación evidencia que los altos mandos de la fuerza pública se han convertido en blanco directo de estructuras criminales, una señal alarmante sobre la capacidad operativa de estos grupos. El intento de atentado contra el director de la Policía Nacional no es solo un mensaje intimidatorio: es un acto de guerra contra el Estado. La sociedad civil y los entes de control observan con preocupación cómo estos ataques podrían impactar la estabilidad institucional del país. ¿Estamos preparados para enfrentar esta nueva escalada del crimen organizado?


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