Convertirse en astronauta es, para muchos, un sueño de infancia tan difícil como emocionante. Pero para un grupo de jóvenes de todo el mundo, esa aspiración tiene un primer escenario realista en un lugar inesperado: una base militar escondida bajo los Alpes suizos, convertida hoy en la sede de Asclepios, la mayor iniciativa espacial estudiantil del planeta.

Este programa, creado y dirigido por estudiantes, ofrece misiones espaciales simuladas con niveles de exigencia física, psicológica y técnica comparables a los entrenamientos de agencias como NASA o la ESA. Todo ocurre en los túneles helados y laberínticos del antiguo fuerte de Sasso San Gottardo, a 2.000 metros de altura, donde la oscuridad perpetua y las temperaturas de 6 grados recrean las condiciones de una base lunar subterránea.

Una misión nacida de un sueño

Katie Mulry, estudiante de ingeniería aeroespacial y jefa de proyectos de Asclepios, recuerda que de niña buscaba “cómo se convierte uno en astronauta” y solo encontraba respuestas confusas. “No hay un camino claro”, admite. Por eso se unió al programa: para crear oportunidades reales para estudiantes que sueñan con la exploración espacial.

Mulry participó como astronauta análoga en 2022 y desde entonces ayuda a organizar las misiones. La más reciente, Asclepios V, reunió a nueve estudiantes de varios países en una simulación de 16 días. Durante ese tiempo, los tripulantes vivieron aislados, sin luz solar, comiendo comida deshidratada y realizando experimentos científicos mientras habitaban una “base lunar” recreada dentro de la montaña.

El escenario perfecto: una fortaleza bajo los Alpes

Acceder al lugar no es sencillo. La densa niebla y la ubicación oculta hacen que incluso quienes lo visitan por primera vez no lo encuentren fácilmente. La red de túneles de 3,5 km, construida durante la Segunda Guerra Mundial, parece no tener fin. Hoy, su atmósfera fría y silenciosa se aprovecha para reproducir las condiciones extremas que enfrentarían los astronautas en túneles de lava lunar.

Mientras los cañones desactivados permanecen como reliquias militares, los estudiantes atraviesan los pasillos cargando trajes espaciales, equipos de comunicaciones y herramientas de exploración. Durante las actividades extravehiculares —los “paseos lunares”— solo salen de noche, para estudiar los efectos de la ausencia de luz en el cuerpo humano.

asclepios la base secreta suiza que forma a los astronautas del futuro image
Elisa Hipp/Urner Wochenblatt
asclepios.ch

Entrenamientos extremos y ciencia real

Asclepios no es una simple experiencia educativa: es un programa con entrenamiento riguroso. Los participantes pasan por vuelos parabólicos, clases de psicología espacial, supervivencia en ambientes hostiles, rescates en montaña y estudios médicos continuos. Y lo más sorprendente: es completamente gratuito, financiado por donantes y patrocinadores.

El comandante de la misión, el brasileño Mateus Magalhaes, subraya que esa gratuidad es clave: “Otras simulaciones cuestan miles de dólares. Muchos estudiantes jamás podrían pagarlas”.

Durante Asclepios V, los astronautas llevaron dispositivos en la muñeca para medir sueño, temperatura corporal y ritmo circadiano. La investigación, dirigida por especialistas de España, Australia y Suiza, analiza cómo afecta la oscuridad prolongada al organismo humano. Las muestras y datos recogidos serán publicados en revistas científicas.

Un laboratorio para el futuro del espacio… y de la Tierra

La física británico-estadounidense Lauren Victoria Paulson, responsable de solucionar fallas técnicas dentro de la misión, asegura que lo aprendido en Asclepios tiene aplicaciones más allá de la Luna. “En el espacio no se desperdicia nada. Esa eficiencia puede ayudarnos en la Tierra: en zonas áridas, lugares con poca agua o climas extremos”.

Matthew Acevski, oficial científico de la misión, añade que esta experiencia cambió su camino profesional. “Me hizo ver que quiero dedicarme a la investigación de vuelos tripulados. Es una de las mejores experiencias de mi vida”.

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