En un gesto que sorprendió a asistentes y medios de comunicación, Armando Benedetti y Laura Sarabia, figuras prominentes del Gobierno Petro, se reencontraron en la edición número 58 de la Convención Bancaria celebrada en Cartagena. El abrazo y beso que se dieron frente a las cámaras no solo marcó una reconciliación simbólica, sino que también dejó entrever un nuevo capítulo en la historia política de Colombia tras meses de tensiones.

Ambos funcionarios, envueltos previamente en un escándalo mediático y político que culminó con sus salidas del gobierno en 2023, se encontraron en un evento que reunió a representantes del Ejecutivo, del sector financiero y a varios precandidatos presidenciales, entre ellos Claudia López, Paloma Valencia, David Luna y Francisco Barbosa. El reencuentro entre Benedetti, actual ministro del Interior, y Sarabia, hoy canciller, dejó un mensaje claro: la política también tiene lugar para la reconciliación.

Una ruptura que estremeció al Gobierno Petro

La tensión entre Benedetti y Sarabia estalló en mayo de 2023 cuando un conflicto interno en la Casa de Nariño terminó revelando audios comprometedores del entonces embajador en Venezuela. En las grabaciones, Benedetti insinuaba presiones e irregularidades dentro del círculo cercano del presidente Gustavo Petro, apuntando directamente a Sarabia, quien era su mano derecha en temas clave de gobernabilidad.

El escándalo desencadenó una crisis política sin precedentes para el gobierno, con múltiples renuncias y el inicio de investigaciones por parte de entes de control. Aunque con el tiempo se desestimaron cargos penales, las consecuencias políticas fueron profundas. Sarabia fue apartada del gobierno por un tiempo, y Benedetti fue enviado al servicio exterior antes de su reciente nombramiento como ministro del Interior.

La ruptura no solo afectó la imagen del Ejecutivo, sino que también generó un quiebre entre dos de los alfiles más visibles del petrismo. Muchos analistas coincidieron entonces en que la disputa era irreconciliable, lo que hace aún más significativa su reciente muestra de cercanía.

Un gesto político con múltiples lecturas

El abrazo entre Benedetti y Sarabia no fue casual ni improvisado. Se produjo en un evento cargado de simbolismo político, donde confluyeron las voces más influyentes del país. Las cámaras captaron el momento exacto en que se saludaron con efusividad, generando reacciones divididas: para algunos, un acto de madurez política; para otros, un gesto mediático.

Lo cierto es que, más allá del espectáculo, el hecho ocurre en un momento clave para el Gobierno Petro, que enfrenta una serie de reformas en el Congreso y un ambiente de polarización creciente. Mostrar cohesión dentro del gabinete —aun si se trata de reconciliaciones personales— podría ser leído como una estrategia para fortalecer la imagen del Ejecutivo.

Además, este tipo de encuentros públicos puede ser un mensaje hacia sectores críticos del gobierno y la opinión pública: que es posible superar las fracturas y priorizar los intereses institucionales. En términos de reconciliación política, el episodio representa una narrativa útil tanto para el gobierno como para los involucrados.

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