A la JEP le llueven críticas por todas partes. La Jurisdicción Especial para La Paz, ha sido criticada por el Centro Democrático y sus afines, por el expresidente Juan Manuel Santos, por los antiguos miembros del secretariado de las FARC, por el presidente Petro e inclusive por las víctimas de falsos positivos.
En solo este año, la JEP ya se ha visto involucrada en dos polémicas: Las declaraciones de la magistrada Catalina Díaz sobre la política de Seguridad Democrática y el contrato entre la Jurisdicción y el Teatro Petra para la realización de la obra teatral “Mantener el Juicio”.
Y es que la crítica por sí misma no está mal. A sus espaldas, la JEP tiene como objetivos investigar, juzgar y sancionar los crímenes más graves y representativos ocurridos en el conflicto armado, satisfacer los derechos de las víctimas, ofrecerles justicia, darles verdad y reparación y garantías de no repetición. Objetivos ambiciosos que necesariamente requieren la vigilancia de los ciudadanos, pero sobre todo, de quienes han sido perjudicados directamente por la violencia.
La JEP, en un esfuerzo de defender el trabajo que viene realizando, publicó en noviembre del año pasado un informe titulado: “Los 70 logros de la JEP que están transformando el país en 6 años”, un documento de 60 páginas que recoge los avances en el esclarecimiento de la verdad, el acceso a la justicia y la dignificación de las víctimas gracias al trabajo de la Jurisdicción. Aunque ningún medio de comunicación dedicó algún espacio para transmitir este texto, me di a la tarea de leerlo y deseo compartirle algunas consideraciones.
Es cierto, dentro del documento existen 70 avances que la JEP orgullosamente puede presumir. Pero, para hacer más práctico el análisis, he clasificado cada uno de estos logros en 3 categorías: Los avances en verdad, justicia y reparación.
En la categoría de verdad, se encuentran aquellos avances en el esclarecimiento de lo ocurrido dentro del conflicto. La JEP ha cambiado los paradigmas de investigación de los crímenes más atroces en Colombia. Por medio de la investigación en macrocasos, la Jurisdicción ha investigado la organización, los patrones y los delitos de los máximos responsables del conflicto, obteniendo una verdad integral de los horrores de la guerra. 36 de los avances que la Jurisdicción expone, hacen parte de esta categoría, puesto que sin verdad no hay justicia ni reparación posibles.
En la categoría de Justicia, se encuentran los avances en la investigación y el enjuiciamiento de los máximos responsables del conflicto armado. La JEP en sus 6 años de existencia ha imputado crímenes de guerra y de lesa humanidad a 159 máximos responsables, entre los cuales están miembros de las extintas FARC-EP, miembros de la fuerza pública, entre los que destacan 17 generales de la República, además de civiles y un exagente del DAS. Con esto, la JEP rompe con la impunidad histórica que padecía la Nación, al judicializar lo que antes a nadie le importaba investigar.
En la categoría de reparación, están los avances que aportan a la reconstrucción del tejido social, a la dignificación de las víctimas mediante medidas simbólicas, psicosociales, participativas y materiales. En esta categoría es menester destacar la participación masiva y efectiva de las víctimas en el proceso judicial. A la JEP se han acercado 11.989 víctimas acreditadas de forma individual y 405 sujetos colectivos que representan a más de 340 mil personas pertenecientes a resguardos indígenas, consejos comunitarios y comunidades campesinas.
Pero quizás el mayor logro de la JEP ha sido combatir a los negacionistas. Las personas que se niegan a reconocer la brutalidad de aquellas guerrillas que en nombre de la revolución escarnecieron inhumanamente familias completas, apartándose completamente de los ideales que prometieron defender. O quienes se niegan a aceptar que el Estado participó en la creación de milicias paramilitares, siendo cómplice de ríos de sangre.
Así también las personas que se niegan a reconocer que existieron miembros del glorioso Ejército Nacional que a pesar de que juraron proteger, cuidar y defender las vidas de sus connacionales, traicionaron la patria y mancillaron la bandera, asesinando a colombianos inocentes y no contentos con eso, los vistieron como criminales quebrantando el honor de miles de familias.
Es cierto, la JEP ha cometido errores y no puede ser calificada como una institución perfecta. Sin embargo, hay por lo menos 70 razones para defender el trabajo que viene realizando. Lo cierto es que vale la pena creer en la Jurisdicción, ya que es el único lugar en el que han tenido el valor y el atrevimiento de lo que el Estado colombiano nunca fue capaz: A sanar a un país sumido en la amargura y el desamparo.