Empecemos por la proyección que apunta a fortalecer el negocio de las EPS, encima crea monopolios y permite el ingreso de capitales extranjeros.
No pocos consideran inoportuno este proyecto para el personal de la salud ya que al parecer perpetúa el modelo financiero de las EPS y si analizamos el texto, ese fondo que proponen crear las EPS que para salvar clínicas y hospitales, pero sabemos que luego nadie le cobrará esos dineros a las EPS, las mismas que sabemos han manejado administrativamente mal la salud de los colombianos, basta recordar cómo se dedican a negar los servicios, no pagar a los hospitales ni clínicas y se quedan con los recursos en ese macabro modelo financiero vigente.
Los colombianos vivimos un víacrusis para recibir un servicio o medicamento y ya ni con tutelas (220.000 anuales) nos atienden y si lo logramos, recibimos una pastilla de ibuprofeno.
Las reformas positivas son escasa e irrisorias para el precarizado personal de salud. Lo único bueno es que se termina la infame tercerización laboral donde todo le queda a la “cooperativa” y para terminar es menester que se cite a los representantes de agrupaciones de la salud y pacientes porque la confiabilidad en los congresistas le resta credibilidad y transparencia a un proceso que corre bajo escritorios y con muchos remiendos en el camino.