Las montañistas colombianas Ana María Giraldo y Ana Isabel Bustamante hicieron historia este lunes 1.º de diciembre de 2025 al alcanzar la cumbre del Monte Vinson, la montaña más alta de la Antártida. Con este ascenso, completaron el desafío de las Siete Cumbres, que consiste en coronar el punto más alto de cada continente, incluido el Everest en Asia.

La hazaña marca un precedente: es la primera vez que un equipo femenino colombiano logra completar este exigente reto que combina preparación física extrema, resistencia mental y una logística rigurosa en algunos de los terrenos más duros del planeta.

¿Quiénes son las montañistas?

Ana María Giraldo es conferencista internacional, entrenadora, emprendedora y mamá. Además, es una de las tres primeras colombianas en llegar tanto al Everest como al Monte Vinson. Por su parte, Ana Isabel Bustamante es ingeniera, directora de proyectos y conferencista motivacional. Su trayectoria incluye expediciones a diversas montañas del mundo, siendo esta su cuarta cumbre dentro del proyecto de las Siete Cumbres.

Ambas deportistas destacan por su disciplina, su liderazgo y su compromiso con el montañismo responsable.

El camino hacia la cumbre

El proyecto fue acompañado por Epopeya, organización con 25 años de experiencia en montañismo. Según su socio Marcelo Arbeláez —uno de los primeros colombianos en completar las Siete Cumbres—, las montañistas fortalecieron habilidades como la resiliencia, el trabajo en equipo, la retroalimentación efectiva y la conciencia del liderazgo.

Desde marzo de 2024 siguieron una preparación minuciosa: entrenamiento aeróbico con ciclismo de montaña, trote y caminatas; fortalecimiento muscular para evitar lesiones; y jornadas de adaptación a la altura en cordilleras de Perú, Colombia y Bolivia. También se formaron como socorristas en áreas remotas, una preparación crucial para enfrentar los riesgos de la Antártida.

Una expedición al fin del mundo

El Monte Vinson, con 4.892 metros de altura, es un destino extremo incluso durante el verano antártico, cuando las temperaturas pueden oscilar entre 0 y –10 °C en campamentos y caer hasta –35 °C en la cumbre. Las condiciones se vuelven más hostiles con la presencia de vientos “blizzard”, que reducen la visibilidad y llevan la sensación térmica a niveles críticos.

El viaje comenzó en Punta Arenas, Chile, desde donde abordaron un avión de carga hacia Patriot Hills. A partir de allí, pequeños aviones las trasladaron hasta el campamento base, ubicado a 2.200 metros.

Tras dos noches de aclimatación, iniciaron el ascenso hacia el “Low Camp”, sobre el glaciar Branscomb. Para avanzar, debieron encordarse por la presencia de grietas y cargar material en morrales mientras halaban un trineo de 20 kilos. Posteriormente, subieron al “High Camp”, a 4.000 metros, enfrentando una pendiente de 45 grados y transportando cerca de 40 kilos entre equipo y alimentos.

La jornada final —nueve horas y 14 kilómetros— incluyó una ladera de hielo inclinada y una sección de roca antes de alcanzar la cumbre a las 4:15 p. m. hora Colombia. Sopas, pastas, proteínas, bebidas calientes y comida liofilizada hicieron parte de su alimentación durante la travesía.

En su equipaje llevaron carpas, botiquín, cuerdas, brújulas, linternas, bolsas de dormir de plumas y amuletos personales: Giraldo llevó muñecos que representaban a su familia; Bustamante, fotografías.

Más que una cumbre

Para las montañistas, alcanzar la cima del Monte Vinson trasciende el logro deportivo. “No practicamos este deporte solo para conquistar cumbres. Estos lugares nos recuerdan la importancia de cuidar los ecosistemas. Antártida guarda las mayores reservas de agua dulce del planeta, y fuimos afortunadas de confirmar la fragilidad y belleza de un sitio tan especial”, expresaron a su regreso.

Con su hazaña, “las Anas” no solo escriben un nuevo capítulo en el montañismo colombiano, sino que envían un mensaje poderoso sobre disciplina, trabajo en equipo y respeto por la naturaleza.

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