La historia de Ámbar, la llama que se convirtió en símbolo de sensibilidad y solidaridad en Rionegro, cerró un capítulo decisivo: después de un mes de cuidados veterinarios intensivos, finalmente fue adoptada por una familia que garantizará su bienestar a largo plazo. El caso, que despertó preocupación y apoyo ciudadano, tuvo un desenlace esperanzador gracias al trabajo conjunto de instituciones y profesionales.
El proceso de recuperación de Ámbar exigió intervenciones especializadas desde el primer momento. La llama presentaba una infección severa en la zona orbitaria, una condición que requirió manejo clínico estricto, seguimiento constante y una estrategia nutricional adaptada. Solo después de estabilizarla y verificar mejoras sostenidas, los equipos veterinarios consideraron viable la opción de adopción.
El tratamiento estuvo a cargo del Centro de Veterinaria y Zootecnia CES (CVZ), con apoyo del CEIBA. Allí, un equipo interdisciplinario se encargó de estabilizar sus signos, controlar la infección, mitigar el dolor y garantizar un ambiente que favoreciera su bienestar físico y emocional. La evolución positiva del animal permitió avanzar sin retrocesos, confirmando que estaba lista para pasar a un entorno familiar.
Mientras Ámbar avanzaba en su recuperación, la comunidad expresó un constante interés por su estado. La difusión del caso reflejó una creciente conciencia respecto al cuidado de fauna vulnerable y a la importancia de los programas municipales destinados a su protección.
Una vez estuvo clínicamente estable, apareció la familia que la recibiría: la periodista y presentadora Catalina Botero, reconocida por su compromiso con animales rescatados. Junto a su familia, había estado adecuando una granja en Rionegro para brindar refugio seguro a animales con necesidades especiales. Este espacio, diseñado cuidadosamente, ofrece a Ámbar tranquilidad, asistencia constante y condiciones adecuadas para completar su recuperación.
La Alcaldía de Rionegro aprovechó el caso para invitar a la ciudadanía a considerar la adopción responsable como un acto de solidaridad que transforma vidas. Subrayó que cada animal rescatado requiere dedicación, paciencia y un entorno seguro para sanar y adaptarse.
Hoy, Ámbar inicia un nuevo capítulo rodeada de cuidado y estabilidad, en un hogar donde podrá continuar recuperándose con dignidad. Su historia deja un mensaje claro: la cooperación entre instituciones, profesionales y comunidad puede marcar la diferencia en la vida de los animales que enfrentan abandono o maltrato.
