El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, confirmó este domingo que sostuvo una conversación telefónica reciente con el mandatario venezolano Nicolás Maduro, a quien Washington acusa de liderar un supuesto cártel de drogas y de usar estructuras estatales para facilitar operaciones ilícitas. La llamada se produjo en un momento de creciente tensión entre ambos gobiernos, luego de que Estados Unidos desplegara importantes recursos militares en el Caribe, incluido el portaaviones más grande del mundo.
Maduro sostiene que la operación antidrogas es un pretexto para intentar derrocarlo, mientras que Washington insiste en que responde exclusivamente a estrategias contra el narcotráfico. La comunicación entre los mandatarios fue revelada inicialmente por The New York Times, y Trump la describió de manera escueta al afirmar: “No diría que salió bien ni mal. Fue una llamada telefónica”.
Aumento de tensiones por despliegue militar estadounidense
Desde septiembre, Estados Unidos ha reforzado su presencia militar en el Caribe como parte de operaciones antidrogas orientadas a frenar presuntas redes vinculadas al gobierno venezolano. Este despliegue, encabezado por un grupo de élite que incluye el portaaviones más grande del mundo, ha intensificado la confrontación política con Caracas y ha sido interpretado por el gobierno venezolano como una amenaza directa a su soberanía.
Trump elevó la presión durante el fin de semana al advertir que el espacio aéreo venezolano debería considerarse “cerrado”, una declaración que aumentó las especulaciones sobre posibles acciones futuras. Aunque no ha amenazado públicamente con el uso de la fuerza, afirmó que los esfuerzos para detener el narcotráfico venezolano “por tierra” comenzarían “muy pronto”, lo que generó incertidumbre sobre el alcance real de las medidas que Washington tiene previstas.
El gobierno venezolano, por su parte, denunció una “violación de su soberanía” ante la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI) tras los recientes mensajes de Trump. Caracas insiste en que los movimientos militares estadounidenses buscan provocar una escalada y generar desestabilización interna.
Reacciones en el Congreso de Estados Unidos
El republicano Markwayne Mullin, integrante del Comité de las Fuerzas Armadas del Senado y uno de los legisladores más cercanos a Trump en temas de defensa, añadió más elementos a la controversia durante una entrevista con CNN. Según su versión, se habría ofrecido a Maduro la posibilidad de abandonar Venezuela.
“Por cierto, le dimos a Maduro la oportunidad de irse”, aseguró Mullin. “Le dijimos que se podía ir a Rusia o a otro país”. Sus declaraciones reforzaron la narrativa de que Estados Unidos ha trabajado diplomáticamente en un posible escenario de salida negociada del mandatario venezolano.
Pese a ello, Mullin negó que existan planes para una intervención militar directa. Al ser preguntado sobre si Trump planeaba atacar a Venezuela, respondió: “No, ha dejado muy claro que no vamos a enviar tropas a Venezuela. Lo que intentamos es proteger nuestras propias costas”. La afirmación busca reducir las preocupaciones sobre un posible conflicto abierto, aunque coincide con el incremento de operaciones militares en aguas cercanas a la región.
Estrategia antidrogas y presión internacional sobre Venezuela
Washington sostiene que Maduro encabeza una red de narcotráfico y que estructuras del Estado venezolano facilitan operaciones ilícitas hacia Centroamérica y el Caribe. La estrategia antidrogas desplegada desde septiembre, según el gobierno estadounidense, pretende frenar estas actividades y enviar un mensaje de presión al liderazgo venezolano.
Las denuncias del Parlamento venezolano también se sumaron a las tensiones, al afirmar que ciudadanos venezolanos estarían entre las víctimas de recientes ataques de Estados Unidos a embarcaciones en el marco de operaciones militares. Estas acusaciones incrementan la incertidumbre sobre el alcance real de los operativos y la magnitud de la confrontación entre las dos naciones.
La llamada telefónica entre Trump y Maduro ocurre en un punto crítico en el que ambas administraciones se acusan mutuamente de escalar el conflicto. Mientras Washington intenta reforzar la narrativa antidrogas para justificar su presencia militar en el Caribe, el gobierno venezolano pide la intervención de organismos internacionales y denuncia amenazas directas a su integridad territorial.
Hasta ahora, ni Trump ni Maduro han revelado detalles de la conversación, y la Casa Blanca no ha ampliado la información. El contacto, sin embargo, confirma que ambos gobiernos mantienen canales de comunicación activos pese a la confrontación política y militar que se desarrolla a su alrededor.
A medida que avancen los despliegues en el Caribe y aumenten las acusaciones cruzadas, la comunidad internacional permanecerá atenta al rumbo de estas tensiones, especialmente ante la posibilidad de nuevas medidas unilaterales o acciones militares bajo el argumento de combatir el narcotráfico en la región.

