El departamento del Cauca registró un nuevo episodio de violencia tras el atentado denunciado por el senador Temístocles Ortega, quien aseguró que la camioneta en la que se desplazaba fue atacada a tiros mientras transitaba por una zona rural. De acuerdo con su testimonio entregado a La Fm , dos vehículos bloquearon la vía y de ellos descendieron varios hombres fuertemente armados, quienes abrieron fuego contra el automotor.

La agresión dejó la camioneta oficial con seis impactos de bala, aunque ninguno de los ocupantes resultó herido gracias a las maniobras de protección que permitieron salir de la zona antes de que los atacantes pudieran reaccionar. Las imágenes difundidas en redes por el propio congresista confirmaron los daños en la carrocería del vehículo.

El relato del senador indica que el vehículo que iba adelante se detuvo abruptamente y de este bajaron cuatro hombres con armas cortas y armas largas. De manera simultánea, otros cuatro agresores descendieron del carro que venía detrás, rodeando la camioneta de Ortega y disparando en repetidas ocasiones.

A pesar de la violencia del ataque, el blindaje del vehículo resistió los proyectiles. El conductor, en una maniobra defensiva, embistió uno de los carros utilizados por los delincuentes para abrir paso y permitir que la comitiva escapara. Esta acción fue clave para que todos los ocupantes salieran ilesos. Los impactos registrados en la puerta y ventanas del automotor evidencian la magnitud del atentado.

Situación de seguridad en el Cauca

El atentado se suma a los incidentes que mantiene al Cauca como uno de los departamentos más afectados por la violencia en el país. Aunque el archivo no detalla la ubicación exacta del hecho, sí permite dimensionar el riesgo permanente para funcionarios estatales, líderes regionales y comunidades que se movilizan por áreas rurales.
El Cauca continúa siendo un territorio en disputa por diferentes estructuras armadas, lo que dificulta el control institucional y aumenta la frecuencia de acciones violentas. La emboscada contra Ortega refleja la capacidad de estos grupos para coordinar ataques con varios hombres y armamento de largo alcance, incluso contra figuras de alto perfil político.

La movilidad por estas zonas, generalmente bajo estrictos protocolos de seguridad, sigue enfrentando desafíos debido a la presencia activa de organizaciones armadas. El episodio reabre el debate sobre el nivel de protección disponible para representantes del Estado que cumplen funciones en regiones con limitado acompañamiento institucional.

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