El presidente Gustavo Petro anunció la suspensión inmediata de la colaboración en inteligencia con Estados Unidos, luego de los recientes ataques a narcolanchas colombianas en aguas del Pacífico, que —según denunció— fueron ejecutados por fuerzas estadounidenses sin conocimiento del Gobierno nacional. El mandatario calificó los hechos como una “violación a la soberanía de Colombia” y exigió explicaciones directas a Washington sobre las operaciones militares que derivaron en la destrucción de las embarcaciones.
Petro explicó que los ataques ocurrieron durante operaciones conjuntas de interdicción marítima, en las que Estados Unidos habría actuado sin la coordinación debida con la inteligencia colombiana. La decisión, comunicada oficialmente por la Presidencia, implica una pausa en el intercambio de información entre agencias de ambos países hasta que se esclarezcan los hechos y se establezcan protocolos de cooperación más estrictos. Según el jefe de Estado, este tipo de acciones unilaterales contradicen los principios de respeto mutuo que deben regir la relación bilateral.
Una medida por soberanía y transparencia
El mandatario enfatizó que la suspensión no significa una ruptura definitiva con el Gobierno de Joe Biden, sino una medida temporal para revisar los términos de la cooperación en seguridad. “Colombia no puede aceptar que se violen sus aguas territoriales ni que se actúe sin consentimiento de sus autoridades”, afirmó Petro durante un pronunciamiento público. Añadió que su administración mantiene el compromiso de luchar contra el narcotráfico, pero bajo un enfoque de respeto a la soberanía nacional, los derechos humanos y la corresponsabilidad internacional.
De acuerdo con fuentes oficiales, la colaboración entre Colombia y Estados Unidos en materia de inteligencia ha sido un pilar en la estrategia de combate al tráfico de drogas en el Caribe y el Pacífico. No obstante, los ataques recientes a las narcolanchas colombianas —operaciones que presuntamente usaron armamento aéreo y marítimo extranjero— habrían generado preocupación dentro del alto mando militar y del propio Palacio de Nariño. Petro sostuvo que su Gobierno no fue informado con antelación sobre la intervención y que las decisiones militares que comprometen la seguridad nacional deben pasar por los canales diplomáticos y de defensa establecidos.
Petición de reunión y desclasificación de archivos históricos
Paralelamente, el presidente reveló que solicitó una reunión con los cuerpos de inteligencia de Estados Unidos para discutir tanto los incidentes recientes como la necesidad de desclasificar los informes sobre la toma y retoma del Palacio de Justicia de 1985. Petro aseguró que ha hecho llegar la solicitud por los canales diplomáticos, pero hasta el momento no ha recibido respuesta formal por parte de Washington.
El mandatario explicó que la petición de desclasificación responde a un compromiso histórico con las víctimas de aquel episodio y con el derecho a la verdad. Según él, los documentos podrían contener información relevante sobre la participación o conocimiento de agencias extranjeras en las operaciones que derivaron en la tragedia. “Colombia tiene derecho a conocer toda la verdad sobre lo ocurrido en el Palacio de Justicia”, manifestó, reiterando que la transparencia debe ser la base de cualquier alianza internacional.
Un nuevo rumbo en la relación bilateral
El anuncio de Petro llega en un contexto complejo para las relaciones entre Bogotá y Washington, históricamente marcadas por la cooperación en materia de seguridad y lucha antidrogas. La decisión de suspender temporalmente la colaboración en inteligencia y exigir explicaciones por los ataques podría redefinir el equilibrio de esta alianza estratégica. Fuentes diplomáticas confirmaron que la Cancillería colombiana espera una respuesta oficial del Gobierno estadounidense antes de decidir los pasos siguientes.
Analistas en política internacional consideran que la medida refleja una reafirmación de la autonomía política y militar de Colombia, al tiempo que evidencia el interés del Ejecutivo en reformular las bases de la cooperación con Estados Unidos hacia un modelo más equilibrado y transparente. En su pronunciamiento, Petro insistió en que su administración busca “una relación de respeto entre iguales” y no una dependencia operativa o tecnológica que comprometa los intereses nacionales.
Por ahora, la expectativa se centra en si Washington responderá al llamado de diálogo y a la solicitud de desclasificación de archivos históricos, lo que podría marcar el inicio de una nueva etapa en las relaciones bilaterales. Mientras tanto, el Gobierno colombiano mantiene en pausa la colaboración en inteligencia, en lo que el propio Petro ha calificado como un acto de defensa institucional y de soberanía frente a un aliado tradicional.

