El viaje del presidente Gustavo Petro hacia Medio Oriente se vio empañado por un episodio inesperado durante su escala en Madrid. El avión presidencial colombiano no pudo abastecerse de combustible debido a la negativa de las compañías proveedoras que operan en territorio español. Según fuentes diplomáticas, la situación se habría producido porque las empresas que prestan el servicio de carga de combustible en ese aeropuerto son de origen estadounidense, lo que generó una restricción inmediata por motivos administrativos y políticos. El hecho encendió las alarmas en la comitiva presidencial y despertó una ola de reacciones sobre el alcance de las sanciones internacionales y las relaciones diplomáticas entre Colombia, Estados Unidos y la Unión Europea.

La negativa sorprendió al equipo del presidente Petro, quien cumplía una apretada agenda internacional antes de continuar su viaje hacia Arabia Saudita. La aeronave, conocida como FAC-0001, permaneció más tiempo del previsto en el aeropuerto madrileño mientras se buscaba una solución que permitiera continuar con el itinerario. Aunque la situación no representó un riesgo para la seguridad del mandatario, sí puso en evidencia una compleja red de dependencias logísticas y diplomáticas que suelen pasar desapercibidas en este tipo de misiones oficiales.

Las razones detrás de la negativa en Madrid

De acuerdo con la información preliminar difundida por Infobae, la negativa a suministrar combustible al avión presidencial estaría relacionada con las políticas de cumplimiento que rigen a las compañías estadounidenses, las cuales operan bajo la supervisión de la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) del Departamento del Tesoro de Estados Unidos. Estas normas impiden que ciertas empresas establezcan relaciones comerciales o presten servicios a entidades o individuos incluidos en la llamada Lista Clinton, que regula transacciones vinculadas a sanciones internacionales.

Aunque el Gobierno colombiano no figura en ninguna lista restrictiva, las compañías que controlan la distribución de combustible en el aeropuerto de Barajas habrían optado por aplicar un criterio preventivo, evitando cualquier posible conflicto normativo. En términos prácticos, esto significó que el avión presidencial colombiano no pudo repostar, una situación sin precedentes en la diplomacia reciente del país. Este tipo de decisiones suele tomarse a nivel corporativo y no implica necesariamente una acción deliberada por parte del Gobierno español, pero sí deja entrever los efectos secundarios de las políticas de sanción extraterritoriales impuestas por Washington.

Reacciones en Colombia y repercusiones internacionales

La noticia generó inmediata atención en Bogotá. Voceros del Palacio de Nariño evitaron pronunciarse de manera oficial, aunque fuentes cercanas a la Casa Militar confirmaron que el incidente fue superado tras gestiones directas con autoridades españolas. Desde sectores de la oposición, el hecho fue interpretado como una señal de aislamiento diplomático derivado de las posiciones políticas de Petro frente a potencias occidentales, mientras que defensores del Gobierno lo atribuyeron a un “exceso de celo empresarial” por parte de las firmas estadounidenses.

Expertos en relaciones internacionales advierten que el incidente podría reflejar las tensiones que persisten entre la administración Petro y algunos actores internacionales, especialmente tras los pronunciamientos del presidente colombiano sobre el conflicto en Gaza y sus críticas a la política exterior de Estados Unidos. Para la analista política Laura Gil, “episodios como este demuestran cómo las decisiones económicas y los marcos regulatorios internacionales pueden terminar afectando la logística de un Estado soberano, incluso cuando no existe una sanción directa”.

Más allá del revuelo mediático, el caso abre un debate sobre la necesidad de diversificar los proveedores logísticos del Estado colombiano, especialmente en misiones internacionales. Según analistas consultados, depender de compañías vinculadas a la jurisdicción de Estados Unidos podría exponer a Colombia a futuras contingencias de carácter político o comercial, incluso en circunstancias diplomáticas neutras.

¿Qué consecuencias puede tener este incidente para la diplomacia colombiana?

Aunque el incidente no escaló a un conflicto diplomático formal, sí plantea interrogantes sobre la gestión internacional del Gobierno y la vulnerabilidad de su aparato logístico. Algunos diplomáticos retirados señalan que el Ministerio de Relaciones Exteriores deberá fortalecer sus protocolos de cooperación con países aliados para evitar que situaciones similares comprometan futuras giras presidenciales.

De acuerdo con fuentes de la Cancillería, ya se evalúa la posibilidad de establecer acuerdos logísticos bilaterales que garanticen el abastecimiento del avión presidencial en aeropuertos estratégicos de Europa, Asia y América. En este sentido, el incidente podría servir como un llamado de atención para la diplomacia colombiana en tiempos donde la autonomía energética y operativa también se convierte en una cuestión de soberanía.

Por ahora, la agenda de Petro continúa según lo previsto, y el mandatario ya retomó su ruta hacia Medio Oriente. No obstante, el episodio en Madrid deja una lección clara sobre los límites del poder diplomático frente a la normativa global de sanciones y la influencia estadounidense en los mercados internacionales. La pregunta que queda abierta es si este hecho marcará un antes y un después en la manera como Colombia maneja su logística presidencial en territorio extranjero o si se tratará simplemente de un incidente aislado que pronto será olvidado.

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