La polémica creadora de contenido Yina Calderón volvió a encender las redes sociales, esta vez por un reclamo directo a Westcol, uno de los streamers más populares del país. Según Calderón, el antioqueño le debe una suma millonaria relacionada con su participación en el evento Stream Fighters, un espectáculo digital que reunió a varios influencers en un formato de combate y entretenimiento en vivo. Con su característico tono frontal, Yina no dudó en exponer la situación ante sus seguidores, asegurando que “nadie le juega con la plata”.
El enfrentamiento entre Calderón y Westcol no tardó en volverse tendencia. Mientras ella exige públicamente el pago de lo que considera justo, el creador paisa mantiene el silencio, aumentando la curiosidad de sus seguidores. El tema ha despertado un amplio debate en redes sobre la transparencia de los contratos en el mundo del streaming colombiano, donde los eventos en vivo y las colaboraciones entre figuras públicas suelen generar más ruido que claridad.
“Yo no me retiré, fue el juez el que terminó la pelea por nocaut técnico. Yo me preparé, pagué un profesor y subí 10 kilos de peso. La gente debe entender que yo fui la que más apoyó el evento, la que más alboroto hizo para que el MedPlus se llenara”, Asegurando que efectivamente ella habia cumplido con su parte del contrato.
Un evento que prometía espectáculo y terminó en disputa
Stream Fighters fue uno de los eventos más comentados del año en el entorno digital colombiano. Inspirado en los populares combates de streamers que triunfan en plataformas internacionales, el show reunió a creadores, quienes mezclaron entretenimiento, deporte y drama mediático. La expectativa era alta: miles de espectadores en línea, patrocinadores importantes y un despliegue técnico poco común para el ámbito local.
Sin embargo, según Calderón, detrás del brillo de las luces hubo desorganización y falta de cumplimiento. En varios videos difundidos en sus redes, la empresaria afirmó que su participación fue pactada bajo un acuerdo económico que aún no ha sido honrado. “Westcol me quedó debiendo 35 millones de pesos. Sin mí, ese evento no se llenaba. Fui yo la que generó expectativa, la que movió a la gente. A mí no me importa que me diga asquerosa, pero que me pague lo que me debe” afirmó Yina sobre el caso.
Westcol guarda silencio mientras crece la presión
Hasta el momento, Westcol no ha hecho declaraciones públicas sobre el reclamo. Su equipo de trabajo tampoco ha respondido a los medios ni a los comentarios que inundan sus transmisiones en vivo. Mientras tanto, seguidores y detractores de ambos lados alimentan la controversia con memes, teorías y comparaciones con otras disputas mediáticas del entretenimiento colombiano.
La figura del streamer paisa, conocido por su humor espontáneo y su capacidad para generar audiencias masivas, se ha visto salpicada por esta acusación. Sin embargo, algunos de sus fanáticos defienden que la situación puede deberse a un malentendido contractual o a retrasos administrativos. Otros, en cambio, consideran que el silencio de¿Qué revela esta polémica sobre el negocio del streaming en Colombia?
Más allá del conflicto personal, el reclamo de Yina Calderón evidencia un tema de fondo: la falta de estructura profesional en la industria del streaming nacional. En un mercado donde los creadores de contenido manejan cifras considerables y se asocian con marcas, productoras o eventos masivos, los acuerdos suelen cerrarse sin la formalidad que exige un negocio consolidado. La ausencia de contratos claros o intermediarios especializados deja espacio a conflictos como el que hoy enfrenta a Calderón y Westcol.
Para muchos expertos del sector, este tipo de controversias subraya la necesidad de profesionalizar el entorno digital. Aunque los influencers han ganado poder mediático, todavía enfrentan desafíos en la gestión de sus derechos de imagen, pagos y cumplimiento de acuerdos. En el caso de Stream Fighters, el evento que prometía marcar un antes y un después en la farándula virtual terminó siendo un ejemplo de cómo la falta de planificación puede empañar un proyecto ambicioso.
El público, mientras tanto, sigue dividido entre la indignación y el entretenimiento. La polémica ha servido de combustible para nuevas transmisiones, reacciones y debates sobre los límites entre el show, el negocio y la credibilidad en el ecosistema de creadores. Yina Calderón, fiel a su estilo, ha dejado claro que no se quedará callada hasta recibir el dinero que asegura le corresponde. La pregunta es si Westcol responderá públicamente o dejará que el tiempo apague una controversia que, por ahora, sigue creciendo.