La discusión sobre la posibilidad de que Colombia produzca su propio armamento tomó fuerza tras los anuncios del gobierno de Gustavo Petro. Sin embargo, especialistas en defensa aseguran que el país no cuenta con la capacidad técnica ni la infraestructura industrial necesaria para asumir este reto en el corto plazo. Según analistas citados por Caracol Radio, la decisión de impulsar una política de producción nacional responde más a un objetivo político que a una viabilidad real en términos de tecnología y recursos.

Limitaciones técnicas y estructurales

Los expertos coinciden en que Colombia no dispone de la industria militar avanzada requerida para fabricar sistemas de armas modernos. Actualmente, la capacidad del país se limita a ensamblajes menores y a la producción de insumos básicos, lo cual dista de la sofisticación que demandan equipos estratégicos como misiles, aviones o sistemas de defensa aérea.

De acuerdo con los analistas, este déficit no solo es tecnológico, sino también financiero. Desarrollar un complejo militar-industrial requiere décadas de inversión sostenida, transferencia de conocimiento y acuerdos internacionales que garanticen acceso a materiales de última generación. En este contexto, la pretensión de sustituir en el corto plazo las importaciones por producción interna resulta poco realista.

La visión política frente a la realidad

La propuesta de independencia en materia de armamento ha sido presentada por el gobierno como un paso hacia la soberanía nacional. No obstante, los especialistas advierten que el énfasis político de la medida no resuelve las dificultades operativas que enfrenta el país. La transición a un modelo de autosuficiencia militar no sería rápida y podría incluso generar riesgos en la seguridad, al limitar el acceso inmediato a equipos probados y confiables en el mercado internacional.

Para los analistas, lo más probable es que Colombia deba mantener durante varios años una dependencia de proveedores externos, combinada con un esfuerzo gradual de fortalecimiento de su industria local. El problema, subrayan, radica en que este tipo de procesos requieren planificación a largo plazo y estabilidad presupuestal, condiciones que históricamente han sido débiles en el país.

¿Es posible un futuro con producción nacional de armas?

La gran pregunta que queda abierta es si Colombia podrá en algún momento desarrollar su propio complejo industrial militar. Los expertos sostienen que, aunque no es imposible, se necesitaría una estrategia sostenida que integre universidades, empresas de tecnología y acuerdos internacionales de cooperación. Además, el país tendría que invertir en formación de talento humano especializado en ingeniería militar y en investigación aplicada, áreas donde aún existen grandes vacíos.

Mientras tanto, la decisión política del actual gobierno genera debate sobre la pertinencia de destinar recursos a un objetivo que podría tardar décadas en consolidarse. En un escenario de limitaciones presupuestarias y prioridades sociales urgentes, la discusión sobre producir armas en territorio nacional se convierte en un tema sensible que divide opiniones entre quienes apuestan por la autonomía y quienes insisten en la viabilidad práctica.

La respuesta, por ahora, parece inclinarse hacia la cautela: Colombia no tiene hoy las condiciones para fabricar armamento complejo y deberá continuar dependiendo de alianzas externas mientras construye, poco a poco, una industria militar propia. La incógnita es si habrá la voluntad política y los recursos suficientes para sostener un proyecto de tal magnitud a lo largo de varios gobiernos.

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