El asesinato de los artistas colombianos B-King y Dj Regio Clown en Ciudad de México ha encendido las alarmas sobre la seguridad de los connacionales en ese país. Alfredo Molano, cónsul de Colombia en México, habló en entrevista con Julio Sánchez Cristo en La W, donde advirtió que detrás del crimen podrían estar involucradas estructuras criminales de gran poder. Su testimonio arroja luces sobre un caso que mezcla violencia organizada, tensiones regionales y el drama de la migración artística.

Molano enfatizó que el contexto del asesinato sugiere una operación planificada con alto grado de complejidad. «Un crimen en el que dos personas desaparecen en un sector exclusivo como Polanco y luego aparecen asesinadas no puede entenderse como un hecho aislado», dijo, al destacar que las dinámicas del crimen organizado en México suelen operar bajo lógicas de control territorial y mensajes simbólicos.

¿Qué se sabe del contexto del crimen?

El cónsul explicó que, antes del asesinato, la Cancillería no tenía conocimiento de la presencia de los artistas en México. Sin embargo, aclaró que Dj Regio Clown residía en Guanajuato, una región marcada por la fuerte presencia de carteles y por problemas de orden público. Este detalle es clave, pues refleja la exposición al riesgo que enfrentan los colombianos que viven en zonas de alta violencia.

Las primeras versiones sugieren que los artistas no fueron víctimas de un secuestro convencional. Molano relató que se habrían encontrado con personas que les ofrecieron un vehículo para trasladarse a una reunión. Los presuntos responsables se identificaban con alias como “El Comandante” y “Sergio”. Según el diplomático, no hubo coerción en ese desplazamiento, sino una “invitación a un rumbo desconocido”, lo que dificulta precisar si fueron engañados o si confiaban en los contactos que establecieron en México.

El mensaje de los cuerpos y la huella de los carteles

Uno de los aspectos más inquietantes del caso fue el hallazgo de un narcomensaje en los cuerpos de las víctimas. Aunque no se conocen detalles sobre el contenido, Molano explicó que esta práctica es común en crímenes relacionados con carteles, donde se busca enviar advertencias públicas.

“En este caso no existía la intención de desaparecer el rastro de las víctimas. Por el contrario, había un interés en dejar un mensaje claro”, señaló. Esta modalidad evidencia un trasfondo más complejo: los asesinatos no solo se consuman como represalias, sino también como estrategias de comunicación criminal.

Molano advirtió que esta situación debe leerse en un marco más amplio: la descomposición de los derechos humanos en México, donde los homicidios con mensajes de advertencia se han vuelto un fenómeno recurrente. “Este no es un caso aislado, tenemos varios episodios similares con colombianos en los últimos años”, puntualizó.

¿Cuántos colombianos han muerto en México y qué sigue en la investigación?

El cónsul expresó preocupación por el creciente número de connacionales víctimas de violencia en México. En lo corrido de 2024, 108 colombianos han muerto en ese país, de los cuales 72 fueron asesinados en circunstancias violentas. Estas cifras muestran la vulnerabilidad de la comunidad migrante en medio de un escenario donde confluyen narcotráfico, disputas territoriales y redes ilegales transnacionales.

El caso de B-King y Dj Regio Clown se suma a una lista preocupante que podría generar nuevas tensiones diplomáticas entre Bogotá y Ciudad de México. Incluso, el presidente Gustavo Petro pidió apoyo directo a la presidenta mexicana para esclarecer el crimen.

Por ahora, las autoridades mexicanas continúan la investigación, mientras la Cancillería colombiana mantiene contacto con las familias de las víctimas. La incertidumbre sobre los responsables directos sigue abierta, pero lo cierto es que el crimen refleja cómo la violencia del narcotráfico trasciende fronteras y afecta a ciudadanos que buscan oportunidades en la industria cultural.

¿Qué implica este crimen para los colombianos en México?

El asesinato de estos artistas plantea interrogantes sobre la seguridad de los migrantes colombianos en contextos de violencia organizada. Aunque no hay evidencia de que fueran objetivo directo por su nacionalidad, la dinámica de los carteles convierte a los extranjeros en blancos vulnerables.

La Cancillería ha reiterado la importancia de extremar precauciones y reportar la ubicación de connacionales en regiones de riesgo. Sin embargo, el fenómeno va más allá de medidas individuales: se trata de una problemática estructural donde confluyen crimen organizado, migración y la precariedad de derechos humanos.

Este caso deja en el aire una pregunta clave: ¿podrán los gobiernos de Colombia y México coordinar esfuerzos efectivos para proteger a los ciudadanos y garantizar justicia en medio de la violencia que marca a la región?

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