El caso por el magnicidio de Miguel Uribe Turbay sumó un nuevo capítulo este jueves, cuando Harold Daniel Barragán Ovalle, conocido como alias Harold, fue enviado a prisión. Durante la audiencia en la que se dictó la medida de aseguramiento, el procesado pidió perdón a las víctimas y al país. “Pido disculpas por lo causado”, expresó frente al juez 61 Penal Municipal con Función de Control de Garantías de Bogotá, justo antes de ser trasladado a la cárcel La Modelo. La decisión se dio en medio de la imputación de delitos graves por parte de la Fiscalía, que lo señala como uno de los principales articuladores del ataque que acabó con la vida del senador y precandidato presidencial el pasado 7 de junio en Bogotá.
Las autoridades sostienen que Barragán participó tanto en la planeación como en la ejecución del crimen. Según la investigación, fue él quien coordinó reuniones, videollamadas y grupos de mensajería en los que se definieron las directrices del atentado. Además, habría seleccionado a la persona que disparó contra Uribe, un menor de edad subordinado en actividades de narcomenudeo y tráfico de armas. La Fiscalía lo acusa de haber dado instrucciones para modificar el arma usada, una pistola Glock, con el fin de aumentar su capacidad letal.
Los cargos que enfrenta alias Harold
La Fiscalía General de la Nación le imputó a Barragán los delitos de homicidio agravado, concierto para delinquir agravado, fabricación, tráfico y porte de armas de fuego y municiones, además de uso de menores para la comisión de delitos. A pesar de la contundencia del material probatorio, el procesado no aceptó los cargos.
De acuerdo con el ente acusador, alias Harold no solo tuvo un rol determinante en la planeación del magnicidio, sino también en los esfuerzos posteriores por encubrir a los responsables. En particular, habría ayudado a Elder José Arteaga, conocido como alias Pichi, a mantenerse oculto para evadir una orden de captura vigente. Estas acciones refuerzan, según la Fiscalía, la existencia de una estructura organizada que actuaba bajo las órdenes de Barragán.
La Fiscalía también ha vinculado a alias Harold con redes de narcotráfico y tráfico de armas en el occidente de Bogotá, con conexiones que se extienden hasta Caquetá y el oriente del país. Estos vínculos, sumados a su rol en el homicidio del senador, refuerzan el perfil criminal con el que la justicia lo relaciona.
La investigación del magnicidio de Miguel Uribe
El asesinato de Miguel Uribe Turbay generó conmoción en el país, no solo por tratarse de un senador en ejercicio y precandidato presidencial, sino porque se convirtió en un ataque directo contra la democracia. El crimen ocurrió el 7 de junio, en medio de la campaña política, y desde entonces la investigación ha girado en torno a varios sospechosos, entre ellos alias Harold, quien fue capturado semanas después.
Las pesquisas han revelado que el procesado utilizaba su residencia para reuniones estratégicas en las que se discutieron detalles logísticos del atentado. También integraba un grupo de WhatsApp donde se daban órdenes precisas sobre la operación, lo que evidencia un nivel de coordinación elevado. La Fiscalía asegura que la participación de un menor de edad como autor material responde a la manipulación ejercida por Barragán, quien aprovechó su posición de mando en actividades delictivas para instrumentalizarlo.
Este hecho ha sido clave en la imputación de cargos, pues muestra cómo las redes criminales reclutan y utilizan a jóvenes en contextos violentos, un fenómeno que preocupa tanto a las autoridades como a la sociedad civil.
¿Qué viene ahora para alias Harold?
Tras la decisión judicial, alias Harold permanecerá en la cárcel La Modelo mientras avanza el proceso en su contra. La Fiscalía continuará recaudando pruebas y testimonios con el objetivo de demostrar su responsabilidad en el magnicidio. Entre los elementos que han resultado cruciales están las videollamadas y conversaciones en mensajería instantánea, que confirman su rol en la organización del ataque.
Aunque el acusado ofreció disculpas públicas, la gravedad de los delitos imputados y la relevancia política del caso hacen que el proceso sea seguido de cerca por la opinión pública. El país espera que el avance de la justicia permita esclarecer todas las responsabilidades y establecer las conexiones criminales detrás del atentado.
¿Logrará la justicia sentar un precedente firme frente al uso de estructuras criminales para atacar a figuras políticas en Colombia? La respuesta a esta pregunta será determinante no solo para el futuro judicial de alias Harold, sino también para la confianza ciudadana en las instituciones.