El jefe de Despacho de la Presidencia, Alfredo Saade, sorprendió con unas declaraciones que abren un nuevo capítulo en la crisis política del Gobierno. En una entrevista reciente, aseguró que Armando Benedetti y Laura Sarabia “tienen secuestrado al presidente Gustavo Petro”, cuestionando la influencia de ambos en las decisiones más importantes del mandatario.

La afirmación ha generado revuelo en el panorama político colombiano, ya que proviene de un funcionario con acceso directo a la Casa de Nariño. Saade, conocido por su tono directo y su cercanía con sectores cristianos, añadió que se presentará como candidato presidencial, reforzando así la dimensión política de sus palabras.

Críticas directas al entorno de Petro

De acuerdo con Saade, la Presidencia de Colombia se encuentra atrapada en disputas internas que debilitan el liderazgo del mandatario. Según sus declaraciones, Benedetti y Sarabia ejercen una presión indebida sobre Petro, lo que, a su juicio, limita la autonomía del presidente para gobernar.

Este señalamiento revive antiguos conflictos dentro del Gobierno. Armando Benedetti, exembajador en Venezuela, ha sido una figura clave en la estrategia internacional de Petro, pero también ha protagonizado escándalos que pusieron en entredicho su permanencia en el círculo presidencial. Laura Sarabia, actual directora del DAPRE, ha sido cuestionada por su papel en varias controversias que marcaron el primer tramo del mandato.

Saade y su anuncio de candidatura presidencial

El anuncio de Alfredo Saade no solo fue una crítica al oficialismo, sino también el inicio de su proyecto político personal. Confirmó que lanzará su candidatura presidencial, lo que lo posiciona de inmediato como una voz opositora interna al petrismo.

Saade ha intentado consolidar un liderazgo propio en la escena política nacional, apelando a un discurso moralizante y crítico frente a lo que califica como “captura del poder” por parte de figuras cercanas a Petro. Su decisión de aspirar a la Presidencia abre un nuevo escenario de competencia dentro del progresismo colombiano, un sector que hasta ahora parecía tener como único referente indiscutido al actual jefe de Estado.

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