El Gobierno de Perú expresó su rechazo a la colocación de una bandera colombiana en la isla Santa Rosa, ubicada en el distrito de Loreto, un territorio que considera bajo su soberanía. La acción fue realizada por el precandidato presidencial Daniel Quintero, quien, durante una visita a la zona amazónica, izó el símbolo patrio colombiano en el lugar. El gesto fue calificado por la Cancillería Peruana como una “acción innecesaria” que no contribuye a las relaciones bilaterales y podría aumentar la tensión diplomática entre ambos países.
La isla Santa Rosa, situada estratégicamente en la triple frontera entre Perú, Colombia y Brasil, ha sido objeto de interés geopolítico y comercial debido a su ubicación privilegiada en la cuenca del Amazonas. Aunque existe una convivencia binacional en la zona, la soberanía sobre este territorio ha sido claramente definida por acuerdos internacionales, lo que convierte el acto de Quintero en un movimiento políticamente sensible.
La respuesta oficial de Perú
En un comunicado, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Perú reiteró su compromiso con el diálogo y la cooperación como vías para resolver cualquier diferencia territorial o política con Colombia. El pronunciamiento subrayó que “las acciones unilaterales y simbólicas que puedan interpretarse como provocaciones no contribuyen a la buena vecindad ni al fortalecimiento de la integración regional”.
Las autoridades peruanas recordaron que en septiembre ambos países tienen previsto un encuentro diplomático para abordar temas de cooperación, seguridad fronteriza y desarrollo económico en la región amazónica. En ese contexto, el acto de Quintero fue considerado inoportuno y potencialmente contraproducente para las conversaciones.
Contexto político y repercusiones
La acción de Daniel Quintero no solo generó reacciones en Perú, sino que también provocó debate en Colombia. Algunos analistas consideran que el gesto forma parte de su estrategia para posicionarse políticamente como un defensor de la soberanía nacional, aprovechando la visibilidad mediática que generan los temas limítrofes.
En el ámbito diplomático, expertos advierten que gestos simbólicos como este pueden reavivar discusiones territoriales que se consideran cerradas y provocar roces innecesarios en las relaciones internacionales. En un momento en que América Latina busca fortalecer la cooperación frente a desafíos comunes —como la protección de la Amazonía, la lucha contra el crimen transnacional y la gestión de recursos naturales—, actos que puedan interpretarse como provocaciones ponen a prueba la diplomacia.