El video que circuló ampliamente en redes sociales y medios de comunicación mostraba a una mujer haciendo varios disparos al aire en Suba, una de las localidades más pobladas de Bogotá. Esta acción desató la alarma entre los vecinos del conjunto residencial, quienes llamaron de inmediato a la Policía Nacional. Ahora, días después del incidente, la protagonista, Paola Andrea Navia Valencia, rompió el silencio.
Por medio de un comunicado difundido por su abogado, Iván Lombana, Navia Valencia ofreció una disculpa pública. Afirmó que su comportamiento se dio en un contexto emocional complejo, relacionado con el reciente fallecimiento de su padre. “Ofrezco sinceras disculpas a la comunidad en general, en especial a mis vecinos y a las autoridades, por estos lamentables sucesos que nunca debieron haber ocurrido”, expresó en el documento.
El arma utilizada: ¿una amenaza real?
Una de las principales dudas generadas por el video fue sobre la naturaleza del arma usada. En el comunicado, Navia Valencia aclaró que no se trataba de un arma de fuego, sino de un arma de fogueo. Este tipo de dispositivo, según explicó, está diseñado para simular la apariencia y el sonido de un arma real, pero sin disparar proyectiles.
“Entendiendo la razonable preocupación que pudo generar mi conducta, aclaro que el arma que aparece en los videos NO es de fuego, sino de fogueo”, precisó. Agregó además que “no dispara proyectiles reales” y que “en las condiciones en que fue utilizada, no representa un riesgo para la vida de ninguna persona”.
Esta afirmación cobra relevancia legal, dado que la diferencia entre un arma de fogueo y un arma de fuego puede determinar si se incurrió o no en un delito. En este contexto, el abogado penalista Romario Camargo señaló que, de comprobarse la naturaleza del arma, “no se pone en peligro el bien jurídico tutelado de la seguridad pública; por eso, deja de ser un asunto penal”. Camargo calificó el hecho como “una anécdota más macondiana y un cuarto de fama”.
Consecuencias legales: ¿habrá sanciones?
Aunque Navia Valencia sostiene que su intención no fue causar alarma, el hecho ha sido objeto de investigación por parte de las autoridades. La Fiscalía General de la Nación abrió una noticia criminal por el delito de porte ilegal de armas, tras los reportes que indican que la mujer se encontraba en aparente estado de embriaguez al momento de realizar los disparos.
El caso fue asignado a un fiscal de la Unidad de Reacción Inmediata (URI), quien deberá adelantar los actos urgentes correspondientes. Entre ellos, se encuentra la toma de declaración juramentada de la implicada y la revisión detallada de los videos que captaron el momento.
Navia Valencia ha manifestado su disposición total para colaborar con las autoridades y aclarar el hecho. También se comprometió a entregar el arma para que sea sometida a los análisis correspondientes. “Reitero que lamento profundamente mi proceder y me comprometo a no incurrir en una conducta similar”, señaló.
En línea con esta postura, el abogado Juan Camilo Brito Larsen indicó que, de confirmarse que se trató de un arma de fogueo, la acción podría no tener consecuencias penales significativas. A lo sumo, se podría aplicar una sanción administrativa de las contempladas en la Ley 1801 de 2016, que regula el Código Nacional de Seguridad y Convivencia Ciudadana.
¿Qué sigue para Paola Navia y qué pueden aprender otros ciudadanos?
El incidente ha puesto sobre la mesa la necesidad de entender las consecuencias sociales y jurídicas de actos que, aunque parezcan menores, generan alto impacto comunitario. Los videos, ampliamente difundidos, mostraron la angustia de los residentes del conjunto, quienes no podían saber si estaban frente a una amenaza real.
Navia Valencia no solo se enfrenta al juicio legal, sino también al juicio público. Su caso evidencia cómo el uso inadecuado de un objeto que imita un arma puede provocar una reacción desproporcionada y consecuencias legales importantes. Aunque no se trate de un arma letal, el simple acto de hacer disparos al aire en Bogotá desde un apartamento puede ser visto como una alteración del orden público y una amenaza a la convivencia.
En ese sentido, el comunicado y la entrega voluntaria del arma marcan un paso importante hacia la restauración de la confianza en su entorno inmediato. También es una oportunidad para que otros ciudadanos comprendan la importancia de actuar con responsabilidad, incluso en momentos de dolor personal.