El caso del niño secuestrado en Jamundí, Lyan Hortúa, ha tomado un giro aún más oscuro tras el asesinato de un integrante de su círculo familiar cercano. Antonio Cuadros, primo del padrastro del menor y presunto intermediario en la entrega del dinero para la liberación de Lyan Hortúa, fue asesinado a sangre fría en un establecimiento público del barrio Bretaña, en el sur de Cali.
El crimen ocurrió mientras Cuadros desayunaba acompañado por una mujer de 52 años, quien también resultó herida en el ataque y tuvo que ser trasladada a un centro asistencial. Según las primeras versiones, un hombre se le acercó por la espalda y le disparó, acabando con su vida en el acto.
El personero de Cali, Gerardo Mendoza, confirmó que la víctima había sido una figura activa durante los 18 días de angustiosa búsqueda del niño secuestrado. “Era una persona que clamó junto con la Personería y otras fuerzas vivas por la libertad de Lyan. Estuvo muy presente, muy pendiente”, destacó Mendoza en sus declaraciones.
Un crimen con posibles vínculos al secuestro
Las autoridades no descartan que este nuevo hecho violento esté directamente relacionado con el secuestro que estremeció a Jamundí. De acuerdo con el personero, familiares del menor presentes en el lugar del homicidio aseguraron que Antonio Cuadros fue quien entregó el dinero del rescate exigido por los captores. “Escuché de familia allí presente en el sitio que era Antonio quien había participado en la entrega del dinero. Todo está dentro de los supuestos y tendrán las autoridades competentes que esclarecer ese tipo de afirmaciones”, señaló Mendoza.
Este elemento convierte el asesinato en un caso aún más delicado, al abrir la posibilidad de que se trate de un crimen vinculado al encubrimiento de pistas o represalias posteriores al pago. Las autoridades adelantan una investigación del crimen para esclarecer los hechos y confirmar si existe una conexión directa entre el asesinato y el caso del menor secuestrado.
La violencia con la que se ejecutó el ataque, así como el perfil público de la víctima por su rol en la liberación de Lyan Hortúa, refuerzan las sospechas de un trasfondo criminal complejo.
¿Qué se sabe hasta ahora sobre el caso de Lyan Hortúa?
El secuestro de Lyan Hortúa ocurrió en Jamundí y mantuvo en vilo a la comunidad por más de dos semanas. El menor fue finalmente liberado tras el pago de un rescate, en un proceso que generó presión mediática y movilización social. Organismos como la Personería de Cali jugaron un papel activo en la difusión del caso y en el acompañamiento a la familia.
Tras su liberación, la historia parecía encaminada hacia el cierre. Sin embargo, el asesinato de Cuadros ha revivido el temor en el entorno familiar del menor, quienes hoy exigen garantías de seguridad y justicia.
El hecho también reaviva las preocupaciones sobre la seguridad en el Valle del Cauca, particularmente en municipios como Jamundí y Cali, donde los casos de extorsión y violencia vinculados a grupos criminales siguen siendo recurrentes.
¿Hay riesgos para otros miembros de la familia?
Este ataque ha generado alarma sobre posibles represalias contra otros miembros del núcleo familiar. Aunque las autoridades aún no confirman que el asesinato esté relacionado directamente con el secuestro, el contexto del crimen y las declaraciones de testigos apuntan a una hipótesis seria: quienes estuvieron involucrados en la negociación podrían estar en peligro.
La Fiscalía y la Policía han iniciado un cerco investigativo para reconstruir los últimos movimientos de Cuadros, identificar al autor material del crimen y, de ser el caso, establecer si actuó por encargo. En paralelo, se estudia si hay indicios que permitan vincular a estructuras delincuenciales activas en la región.
Mientras tanto, la Personería ha solicitado medidas de protección para la familia del niño y los líderes sociales que participaron activamente en su búsqueda. «Este es un mensaje que no podemos normalizar. Nos duele profundamente y exige respuestas urgentes», puntualizó Mendoza.