El Ministerio de Relaciones Exteriores de Colombia confirmó este sábado 10 de mayo la concesión de asilo político al expresidente panameño Ricardo Martinelli, quien llegó al país tras abandonar la embajada de Nicaragua en Panamá, donde permanecía refugiado desde febrero de 2024. La medida se produce luego de que el Gobierno panameño extendiera un salvoconducto para permitir su salida hacia territorio colombiano.

Martinelli, quien fue presidente de Panamá entre 2009 y 2014, recibió esta protección en medio de un entorno judicial marcado por condenas por corrupción, incluida una sentencia de 128 meses de prisión por blanqueo de capitales, dictada y ratificada en 2023.


Un asilo en medio de escándalos judiciales

La Cancillería panameña confirmó que el expresidente de 73 años abandonó la embajada nicaragüense este mismo sábado, aprovechando el salvoconducto emitido por el Gobierno de Panamá para concretar su salida del país y trasladarse a Colombia, país que ahora le ofrece protección bajo la figura del asilo político.

Ricardo Martinelli fue condenado en firme por corrupción luego de que se demostrara su participación en un esquema de lavado de dinero, relacionado con la compra de una editorial panameña. Según la investigación judicial, el exmandatario utilizó una red de sociedades para mover cerca de 43,9 millones de dólares provenientes del pago de comisiones ilegales en contratos de infraestructura durante su administración.

La condena incluye una pena de cárcel de más de 10 años y una multa de 19 millones de dólares, una de las sanciones más severas impuestas a un expresidente en la historia panameña reciente.

Procesos y acusaciones por vigilancia ilegal

Además de su condena por corrupción, Martinelli ha enfrentado otros procesos judiciales por delitos relacionados con espionaje y abuso de poder. Fue acusado de haber montado un aparato ilegal de interceptaciones telefónicas que habría afectado a al menos 150 ciudadanos panameños, incluyendo periodistas, líderes sociales, políticos de oposición y miembros de la sociedad civil.

Aunque finalmente fue absuelto en ese caso, el proceso estuvo rodeado de denuncias de irregularidades y tuvo repercusiones políticas y judiciales significativas. Martinelli llegó a estar un año en prisión preventiva por este caso, que fue considerado emblemático en el debate sobre la impunidad de los expresidentes en Panamá.

“Es un fallo de enorme importancia porque rompe con la tradición de impunidad que ha sido la seña de identidad de la justicia panameña, cuando de gran corrupción se refiere”, declaró Lina Vega, presidenta del capítulo panameño de Transparencia Internacional, sobre la condena por lavado.

Reacciones en Panamá: vínculos políticos y cuestionamientos

La decisión de Colombia de acoger a Martinelli ocurre en un contexto político delicado en Panamá. El recién posesionado presidente panameño, José Raúl Mulino, ha manifestado públicamente su cercanía con Martinelli, incluso mencionándolo con afecto en su discurso de posesión.

“Me enorgullece haber sido parte de ese gobierno que nos hizo soñar en grande y que el presidente Ricardo Martinelli, mi amigo, lideró en beneficio del pueblo”, afirmó Mulino, reflejando el respaldo político que aún mantiene el exmandatario.

Pese a ese vínculo, el gobierno panameño expresó que espera que Colombia respete las obligaciones internacionales en materia de asilo político, tal como establece la Convención sobre Asilo de 1928 y la Convención sobre Asilo Político de 1933, firmadas tanto por Panamá, como por Colombia y Nicaragua.

Marco legal internacional del asilo

El asilo político concedido a Martinelli se enmarca dentro del derecho internacional humanitario, que protege a individuos perseguidos por motivos políticos en sus países de origen. La Convención de 1933, invocada por el gobierno panameño, establece que los Estados signatarios deben facilitar el traslado y garantizar la seguridad de las personas asiladas.

De acuerdo con el Ministerio panameño de Relaciones Exteriores, el salvoconducto concedido a Martinelli tiene como fin garantizar el cumplimiento de estos acuerdos internacionales, respetando la decisión soberana de Colombia de ofrecer protección humanitaria.


Una figura política bajo el escrutinio internacional

Ricardo Martinelli sigue siendo una figura polarizante en Panamá. Mientras algunos sectores lo ven como un perseguido político, otros lo consideran un símbolo de corrupción institucionalizada. Su arribo a Colombia como asilado político probablemente tendrá repercusiones en las relaciones diplomáticas y en el escenario político regional, especialmente por su cercanía con el actual Gobierno panameño.

Entérate con El Expreso