Esta mañana, gran parte de la península ibérica se vio afectada por un inesperado apagón en España y un severo corte de energía en Portugal, alterando la vida cotidiana de millones de personas. No es la primera vez que abordamos este tipo de incidencias, pero la magnitud de este evento y la velocidad con la que se propagó la desinformación sobre el apagón exige una reflexión más profunda.

El corte comenzó a las 12:30 p.m. en Madrid y a las 11:30 a.m. en Lisboa, según reportes de las autoridades locales. Aunque algunos medios inicialmente señalaron que un incendio en el suroeste de Francia podría ser el origen de la falla, fuentes oficiales en Francia desmintieron esta versión, generando aún más confusión entre la población afectada.

La confusa búsqueda de la causa del apagón

Las primeras versiones que circularon indicaban que un incendio forestal en Francia había provocado el colapso de una línea de transmisión de alta tensión, afectando la interconexión entre Francia, España y Portugal. Sin embargo, la compañía de energía francesa RTE negó categóricamente esta posibilidad. Paralelamente, el Centro Nacional de Ciberseguridad de Portugal declaró que no había indicios de un ataque cibernético.

La agencia estatal portuguesa LUSA confirmó que, hasta el momento, no hay evidencia concreta que explique el origen de este corte de energía en Portugal. Los gobiernos de ambos países han convocado reuniones de emergencia y se espera un informe oficial en las próximas horas.

Lo cierto es que la falta de información precisa ha permitido que prolifere la desinformación sobre el apagón, incluyendo teorías conspirativas y versiones no verificadas en redes sociales.

Impacto en servicios esenciales y advertencias oficiales

El apagón tuvo consecuencias inmediatas en el transporte y en los servicios esenciales. En España, el servicio de trenes, las líneas de metro y varios aeropuertos internacionales suspendieron operaciones de forma temporal. Red Eléctrica, el proveedor español, advirtió que podría tomar entre seis y diez horas restablecer el servicio completamente.

Las autoridades españolas emitieron un llamado urgente a la ciudadanía para que minimizara sus desplazamientos y limitara el uso de líneas de emergencia a situaciones estrictamente necesarias. «Es vital dejar las vías despejadas para los servicios de rescate y reparación», manifestó un portavoz del Ministerio del Interior.

En Portugal, la situación también fue caótica. La Policía Nacional alertó que los semáforos y alumbrado público podrían fallar sin previo aviso, lo que incrementa el riesgo de accidentes. «Pedimos a todos los ciudadanos evitar desplazamientos innecesarios y mantenerse atentos en la carretera», señalaron en su comunicado.

La aerolínea portuguesa TAP también recomendó no viajar hacia los aeropuertos, anticipando cancelaciones y retrasos generalizados en los vuelos.

¿Podría repetirse un apagón de esta magnitud en el futuro cercano?

Mientras las autoridades trabajan a marchas forzadas para recuperar el suministro y esclarecer el origen del evento, la pregunta que queda en el aire es: ¿podría volver a ocurrir un apagón en España o un corte de energía en Portugal de esta magnitud?

Este incidente subraya la vulnerabilidad de las redes eléctricas altamente interconectadas en Europa. Además, muestra cómo la desinformación sobre el apagón puede propagarse más rápidamente que la información verificada, poniendo en riesgo la seguridad pública.

Es fundamental que las futuras investigaciones no solo identifiquen la causa exacta, sino que también fortalezcan los protocolos de comunicación oficial para evitar que en momentos críticos la desinformación se adueñe de la conversación.

La expectativa ahora está en los reportes técnicos y en las decisiones que los gobiernos de España, Portugal y Francia adopten para blindar su infraestructura energética frente a eventos similares.


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