En un discurso lleno de advertencias y llamados a la reflexión, el papa Francisco expresó este viernes 27 de septiembre su preocupación por la situación global actual, subrayando que «estamos cerca de una guerra casi mundial». Desde el castillo de Laeken en Bélgica, el papa aprovechó su primer acto oficial en el país para dirigirse a las autoridades belgas y europeas, resaltando la importancia de la responsabilidad de los gobernantes en la preservación de la paz mundial.

Responsabilidad y honor en tiempos de incertidumbre

El mensaje del papa fue claro y contundente: los líderes mundiales deben asumir «la responsabilidad, el riesgo y el honor de la paz». En un mundo marcado por la creciente tensión y el peligro inminente de conflictos a gran escala, Francisco subrayó la urgencia de evitar que las naciones sucumban a la tentación de recurrir a la guerra.

«Rezo para que los responsables de las naciones, fijándose en Bélgica y en su historia, sepan aprender de ello y, así, ahorren a sus pueblos catástrofes incesantes e innumerables lutos», expresó el papa, quien también pidió que los gobernantes se guíen por su conciencia, la historia y la voluntad de Dios para evitar el caos que genera la violencia.

El papa Francisco, consciente del peso histórico de Bélgica en Europa, destacó el papel del país como un puente necesario para la construcción de la paz. Según él, la historia belga es testimonio de las capacidades del ser humano para crear y destruir, y exhortó a que este legado sea una fuente de enseñanza y reflexión para los líderes mundiales.

Bélgica, un símbolo de unidad y fraternidad

Ante los reyes de Bélgica, Felipe y Matilde, y el primer ministro en funciones Alexander De Croo, Francisco destacó que la pequeña nación europea tiene un papel esencial en la configuración del futuro de Europa. «De este modo se comprende lo grande que es la pequeña Bélgica», mencionó, recordando cómo Europa necesita a este país para recordar sus raíces y mantener viva la paz en un continente históricamente marcado por los conflictos.

El pontífice señaló que Europa, a lo largo de los siglos, ha sido un crisol de culturas, ideas y avances científicos, pero también de guerras devastadoras y explotación colonial. En su discurso, instó a la comunidad europea a aprender de sus errores pasados y a trabajar incansablemente por la fraternidad entre los pueblos. El papa hizo hincapié en que el desmoronamiento de fronteras y tratados, así como la idea de que las armas puedan definir el derecho, son riesgos peligrosos que pueden conducir al colapso de la paz y la estabilidad en Europa.

El futuro de Europa y el infierno de la guerra

Francisco también advirtió sobre el impacto devastador que tendría un nuevo conflicto en el continente, llamando a una «acción cultural, social y política constante y oportuna», que a la vez sea «valiente y prudente». Su discurso se centró en rechazar cualquier posibilidad de que la guerra vuelva a considerarse una opción viable para resolver las diferencias entre naciones.

«Si se deja a las armas el derecho de crear el derecho, subvirtiendo el que está vigente, se destapa la caja de Pandora y todos los vientos comienzan a soplar violentamente», advirtió el papa, quien subrayó que la estabilidad de Europa está en peligro si los líderes no actúan de manera decidida para frenar la escalada de tensiones y conflictos.

Finalmente, el pontífice instó a Europa a «recuperar su verdadero rostro» y abrirse nuevamente a la vida y la esperanza, mencionando también la necesidad de enfrentar el invierno demográfico que afecta a muchos países del continente. Su mensaje fue claro: solo a través de la paz y la cooperación se podrá garantizar un futuro próspero y libre del «infierno de la guerra».

El discurso del papa Francisco, cargado de simbolismo y referencias históricas, no es solo una advertencia, sino un llamado a la acción. En un momento en el que el mundo parece estar al borde de un conflicto mayor, el papa invita a los líderes mundiales a reflexionar sobre las consecuencias de la guerra y a priorizar el bien común por encima de las ambiciones individuales o nacionales.

Europa en la encrucijada: paz o guerra

La advertencia del papa Francisco pone a Europa ante un espejo. El continente, que ha sido tanto escenario de algunos de los conflictos más devastadores de la historia como de avances increíbles en derechos humanos y democracia, enfrenta ahora un dilema crucial. ¿Será capaz de aprender de su pasado para evitar una nueva tragedia global?

Francisco deja una pregunta en el aire: ¿podrán los líderes europeos y mundiales superar las tensiones actuales y construir un futuro basado en la paz y la fraternidad, o caerán una vez más en la tentación de la guerra y la destrucción?


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