El reciente caso del asesinato del sacerdote Darío Valencia, quien desapareció en Pereira el pasado mes de abril, sigue conmocionando a la comunidad. El obispo de la Diócesis de Pereira, monseñor Rigoberto Corredor Bermúdez, ha confirmado que los restos encontrados por las autoridades pertenecen al religioso, proporcionando detalles clave sobre la búsqueda y el trágico desenlace de su vida. El confeso asesino, Julián Eduardo Cifuentes, se encuentra a la espera de su extradición desde Francia, tras confesar su responsabilidad en el crimen.

El caso ha generado un gran interés debido a la gravedad del crimen y al hecho de que involucra a un miembro tan respetado de la comunidad religiosa. El cuerpo del sacerdote fue hallado en una zona rural de difícil acceso en Belalcázar, luego de una búsqueda que duró varios días, en la que participaron tanto autoridades como equipos especializados.

Detalles del crimen: disparos y un cuerpo en el abismo

Monseñor Corredor Bermúdez relató algunos detalles escalofriantes sobre el asesinato de Darío Valencia. Según el obispo, Julián Eduardo Cifuentes disparó al sacerdote cinco veces dentro de su propio vehículo. «Después de unos minutos, él se sube al carro del padre, sale y en una de las calles de Pereira, le dispara. El padre estaba en el volante y el señor estaba al lado derecho como pasajero», explicó Corredor Bermúdez.

Tras cometer el crimen, Cifuentes trasladó el cuerpo del sacerdote a una zona rural de Belalcázar, Caldas, y lo arrojó por un abismo, donde el cadáver rodó unos 35 metros. La ubicación remota y el terreno difícil retrasaron la búsqueda, que se extendió por varios días, desde el lunes hasta el viernes de la misma semana. Fueron diez personas las que trabajaron en la operación de rescate, pero fue un canino el que logró localizar los restos al sentarse cerca del lugar donde finalmente se encontró el cuerpo.

El hecho de que el cuerpo estuviera en un avanzado estado de descomposición, con solo huesos visibles, dificultó la identificación inicial. Sin embargo, las autoridades lograron confirmar la identidad del sacerdote gracias a la ropa que llevaba puesta el día de su desaparición: una correa, un jean y unos zapatos.

El confesó, pero se mantiene el misterio

Julián Eduardo Cifuentes, quien huyó a Francia tras el crimen, finalmente confesó haber asesinado al sacerdote, aunque no quiso revelar el motivo detrás de su acción. “Creemos que tiene que ver con temas económicos, pero no tenemos más detalles”, afirmó Corredor Bermúdez, señalando que aún queda mucho por esclarecer sobre el caso.

Durante meses, Cifuentes mantuvo silencio, complicando los esfuerzos de las autoridades para resolver el caso, en parte debido a su fuga al extranjero y a la interrupción de los procedimientos por los Juegos Olímpicos en París. Solo después de recibir cartas y mensajes de su familia, el hombre decidió confesar, aunque fue tajante en no desvelar el verdadero motivo del asesinato.

El proceso de extradición de Cifuentes sigue en curso, y las autoridades en Colombia esperan que una vez llegue al país, se pueda profundizar en los detalles que rodearon el crimen, permitiendo cerrar este doloroso capítulo para la familia y la comunidad religiosa de Pereira.

Una comunidad de luto: honras fúnebres para el padre Darío Valencia

La desaparición del padre Darío Valencia sacudió a la comunidad de Pereira desde el 25 de septiembre, cuando el sacerdote no se presentó a una comida ni a la misa que debía oficiar a las tres de la tarde en su parroquia, la iglesia María Auxiliadora. Los compañeros del sacerdote reportaron su desaparición, preocupados por su ausencia inexplicable.

Al día siguiente, el vehículo del sacerdote fue hallado abandonado en un parqueadero en el municipio de Viterbo, Caldas. Las investigaciones revelaron que la mañana de su desaparición, Valencia había estado desayunando con su madre. Posteriormente, fue visto en videos de seguridad subiendo a su camioneta junto a Julián Eduardo Cifuentes, el hombre ahora acusado de su asesinato.

Con la confirmación de la identidad de los restos, la familia de Darío Valencia espera que se pueda proceder con la entrega del cuerpo para llevar a cabo las honras fúnebres. Se ha anunciado una eucaristía en la Catedral Nuestra Señora de la Pobreza en su honor, donde se espera que toda la comunidad se una para despedir al sacerdote, recordado por su devoción y compromiso con los más necesitados.

Este doloroso caso deja abierta la pregunta sobre qué motivó a Cifuentes a acabar con la vida de un hombre dedicado al servicio religioso. La comunidad de Pereira, aún consternada, sigue esperando respuestas que permitan entender la tragedia que ha arrebatado la vida de uno de sus más queridos pastores. Mientras tanto, el proceso judicial avanza y queda por ver qué más se revelará una vez Julián Eduardo Cifuentes sea extraditado y llevado ante la justicia colombiana.


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