La guerrilla del ELN (Ejército de Liberación Nacional) se ha atribuido el reciente atentado terrorista contra la base militar de Puerto Jordán, en el departamento de Arauca, un acto violento que cobró la vida de tres militares y dejó a 28 heridos. Este ataque ha reavivado la tensión en el proceso de paz entre el grupo armado y el gobierno del presidente Gustavo Petro, quien ha suspendido las negociaciones tras el atentado.
El hecho ocurrió el pasado 17 de septiembre, cuando los guerrilleros detonaron una volqueta cargada con explosivos en las inmediaciones de la base militar de Puerto Jordán, ubicada en el municipio de Arauquita, Arauca. Entre los fallecidos se encuentran los soldados profesionales Julián Patiño Arango y Bayron Vargas Correa, cuyos cuerpos han sido trasladados a los municipios de Tuluá y Buga, en el departamento del Valle del Cauca. Además, el sargento viceprimero Fabio Andrés Zúñiga, quien inicialmente había sobrevivido al ataque y se encontraba en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI), también perdió la vida, elevando el número total de muertos a tres.
El ELN y su justificación del ataque
El ELN, a través de un comunicado, ha calificado el ataque como «legítimo», argumentando que se debió a la falta de acuerdo con el gobierno colombiano para prorrogar el cese al fuego bilateral, que había vencido el pasado 3 de agosto. La guerrilla sostiene que había extendido unilateralmente el cese al fuego hasta el 23 de agosto, con la esperanza de retomar las negociaciones de paz. Sin embargo, el grupo armado acusa al gobierno de haber ignorado esta oferta y «subestimar su voluntad de diálogo».
En su pronunciamiento, el ELN indicó que sigue comprometido con el Acuerdo de México, firmado en las rondas anteriores de negociaciones. No obstante, su accionar violento contradice este supuesto compromiso y ha generado un fuerte rechazo en amplios sectores del país, tanto por la pérdida de vidas humanas como por el impacto negativo que tiene sobre el proceso de paz en curso.
La respuesta del gobierno y la suspensión del diálogo
Frente a este ataque, el presidente Gustavo Petro ha enviado un mensaje claro a la guerrilla, instándola a aclarar su postura respecto al proceso de paz y a renunciar a la violencia si desean continuar con las negociaciones. En un mensaje publicado en su cuenta de X (anteriormente Twitter), Petro expresó: «Se rompe un proceso de paz, si se rompe la vida de los jóvenes y se hace sufrir a las familias pobres. Si el ELN no quiere romper el proceso de paz dígalo. No se silencien, que la paz es para gritarla y la violencia para enterrarla».
Con un tono más conciliador al de sus primeras declaraciones tras el atentado, Petro reiteró su disposición a seguir adelante con los diálogos, pero subrayó que no es posible avanzar mientras la guerrilla siga utilizando la violencia. «Aquí estoy listo en mi oficina para entregarles la sotana del padre Camilo Torres Restrepo si están dispuestos a hacer de la vida de esta persona su bandera en el amor eficaz», añadió, refiriéndose a la figura del sacerdote guerrillero que fue uno de los fundadores del ELN.
A pesar de este mensaje de Petro, el Gobierno colombiano ha confirmado que los diálogos de paz con el ELN quedan suspendidos tras el atentado. La delegación del Gobierno informó que la viabilidad del proceso «está severamente lesionada» y que se requiere una «manifestación inequívoca de la voluntad de paz» por parte del ELN para poder continuar con las negociaciones.
Un golpe al proceso de paz
El atentado de Puerto Jordán no solo ha dejado un trágico saldo de tres militares muertos y 28 heridos, sino que también representa un duro golpe para el proceso de paz que venía adelantando el Gobierno de Petro con el ELN. Las negociaciones, que habían mostrado avances significativos en los últimos meses, parecen ahora estar en un punto crítico tras el ataque.
Este no es el primer incidente violento por parte del ELN desde que comenzó el actual ciclo de negociaciones. El uso de explosivos y ataques contra instalaciones militares ha sido una estrategia recurrente de la guerrilla, lo que pone en entredicho su verdadero compromiso con la paz. Para muchos, este tipo de acciones demuestra la complejidad de dialogar con un grupo armado que sigue aferrado a métodos violentos, incluso mientras se sientan a la mesa de negociación.
El futuro incierto del diálogo con el ELN
El atentado en Arauca ha dejado en el aire el futuro de las negociaciones de paz entre el Gobierno y el ELN. Aunque Petro ha demostrado su voluntad de mantener el diálogo, el mensaje enviado a la guerrilla es claro: no se puede avanzar hacia un acuerdo mientras continúen los ataques que cobran la vida de jóvenes soldados y hieren a familias inocentes.
Ahora, todo depende de la respuesta del ELN. Si el grupo guerrillero está verdaderamente comprometido con la paz, como afirma en sus comunicados, deberá demostrarlo con hechos, no con violencia. La sociedad colombiana, que ha sufrido décadas de conflicto armado, observa con incertidumbre y esperanza a la vez. La pregunta que queda en el aire es: ¿responderá el ELN al llamado del presidente Petro y abandonará las armas en favor del diálogo, o seguirán los ciclos de violencia que tanto dolor han causado?