El alcalde Mauricio Salazar presidió el acto de graduación como educadores viales, de cinco usuarios del albergue para habitantes de calle de la ciudad de Pereira, curso que fue impartido por el Instituto de Movilidad de Pereira y que en un trabajo conjunto con la Secretaría de Desarrollo Social, se constituyó en la culminación de un proceso de resignificación y transformación social sin precedentes en la ciudad.
Durante las capacitaciones, estos ciudadanos se comprometieron con un programa que abarca normas y comportamientos en la vía, impulsado por el deseo de cambiar sus vidas y contribuir positivamente a la comunidad. Bajo la dirección de expertos en educación vial y acompañados por profesionales dedicados, han adquirido conocimientos fundamentales sobre seguridad vial y cultura ciudadana.
El albergue para habitantes de calle, en colaboración con la Alcaldía de Pereira, facilitó este proceso como parte de su compromiso con la inclusión social y la rehabilitación integral. Este esfuerzo conjunto ha demostrado que la educación y el apoyo adecuados, pueden catalizar cambios profundos en la vida de quienes más lo necesitan.
En esta ceremonia de graduación no solo se exaltaron los logros académicos de los participantes, sino también su perseverancia y determinación para transformar sus circunstancias personales.
El Alcalde Mauricio Salazar, representantes de la secretaría de Desarrollo Social y político y del Instituto de Movilidad de Pereira, se unieron para aplaudir y felicitar a cada graduando por este hito significativo en sus vidas.
Al destacar la importancia de este evento, el director del Instituto de Movilidad de Pereira, Luis Fernando González, expresó que «estamos tremendamente orgullosos de nuestros graduados. Este proceso no solo ha sido una oportunidad de aprendizaje, sino un camino hacia la autoestima y el empoderamiento personal. Cada uno de ellos ahora es un embajador de seguridad vial y un ejemplo viviente de la capacidad transformadora del apoyo social de esta administración”.
Este evento no solo representa el final de un curso educativo, sino el comienzo de una nueva etapa para estas personas como educadores viales y agentes de cambio en la ciudad. Su dedicación y perseverancia son un testimonio inspirador de lo que es posible, cuando se brindan las herramientas y el apoyo adecuados.