Cada día, cada noche, los niños y niñas de las veredas de Pueblo Rico, los campesinos, indígenas y la comunidad en general deben cruzar estos puentes que causan pánico y vértigo, mientras tanto el Gobernador gasta la plata en autobombo publicitario, patrocinios ciclísticos, pintura para fachadas, terraza nueva para la gobernación, total eso se ve más que los niños y adultos que caen a los ríos desde estas trampas mortales mal llamadas puentes y eso está tan lejos que los muertos se olvidan pronto y poca gente se dará cuenta.
¿Gobernador, se atrevería a cruzar este puente en la noche en medio de un fuerte aguacero? Porque en Pueblo Rico no lo pueden pensar, lo deben hacer, es su único camino a casa o al trabajo
La tierra del olvido
En diferentes épocas del año, niños y adultos caen al río desde estos puentes colgantes, algunos están en un estado tan precario que los habitantes los reparan con «cabuyas, alambres, costales, guaduas o tablas viejas», a veces la crecida de los ríos se los lleva o se caen de viejos y podridos.
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Reflexión
El abandono del Gobernador en estas tierras es evidente y dolorosa
Dolorosa porque es la comunidad la que pone los muertos, además del pésame del mandatario, les hablan de estudios para obras, ¿pero cuándo?
Gobernador Sigifredo ni las promesas ni la publicidad construyen puentes ni educan niños
No pidamos tanto, si a los estudiantes les derriban sus colegios para hacerles otros nuevos y pasan años y años en la calle, cómo aspiramos a que vayan a pedir a Bogotá platica para puentes seguros, mejor aprovechemos los cuatro años en la gobernación, que estas oportunidades solo se dan una vez en la vida y con esta gestión, ni como Concejal lo eligiran de nuevo, ¿o será que caemos otra vez