El 12 de abril de 2024 recibí una comunicación de varios gremios médicos, en el que se invita a los colombianos a apoyar al personal de salud en su marcha denominada las” batas blancas”.  La improvisación del gobierno nacional con medidas irresponsables y falta de planeación para afrontar la crisis del sistema, motivaron a miles de profesionales a liderar la marcha que rápidamente trascendió a diversos sectores de población, entre ellos, la oposición al gobierno.

La indignación ciudadana no es nueva. Ya en el 2019 y 2021, muchos salimos a marchar por el cansancio de ver como la corrupción, la inequidad y la mala atención en servicios básicos del gobierno estaban normalizadas. Muchos salimos con el interés genuino de motivar una transformación en el liderazgo de quienes gobiernan pensando únicamente en el bienestar individual y de su círculo cercano. Ese contexto no cambió y por el contrario ha empeorado. La motivación para marchar hoy sigue vigente.

Los colombianos estamos indignados con la manera como “El Cambio” no fue tanto para mejorar, sino para empeorar. El gobierno que llegó prometiendo transformar malas prácticas políticas y de corrupción, hoy no solo justifica su mala administración con el tan repetido “en el pasado también lo hicieron” si no que incurre en lo que tanto criticó: no escucha ni lee el ambiente de indignación creciente.

¡Estamos indignados! y no es para menos. Pagamos impuestos y lo menos que esperamos es que los esfuerzos por realizar cambios se den en un ambiente de austeridad y ejemplo desde sus funcionarios. Pero eso no pasa. El derroche de recursos de entidades como Colpensiones, la mediocridad en la ejecución de Ministerios creados como el de la Igualdad, los escándalos de corrupción en la Guajira y el avance en investigaciones sobre la ilegalidad y el no reporte de recursos que financiaron la campaña presidencial, son razones que además del apoyo al personal de salud, nos motiva a muchos colombianos a marchar este 21 de abril.

Debo decir que he dudado en marchar. Ya en el 2021, las marchas fueron instrumentalizadas por el sector que hoy gobierna. Y hoy corremos el riesgo de ser instrumentalizados por una derecha uribista que no dudará en usar la marcha como un logro de su partido político. Sin embargo, mi decisión, personal y leal a mis principios, sumado a la molestia que me generó el tal “día cívico” del cumpleaños de Gustavo Petro, fue la razón que me conllevó a no dudar para salir a manifestar mi inconformidad con un gobierno que usó la ilusión de los jóvenes en un proyecto improvisado.

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